31 enero, 2008

Cuando el móvil del crimen es la sintonía del móvil

Pensaba que la muestra de incivismo que más me irritaba era la deglución ruidosa de alimentos en el cine hasta que llegaron las sintonías musicales para móvil. No entiendo cómo en vez de la discreción de un timbre moderado (o del bendito modelo vibración) tanta gente prefiere que su teléfono alerte de una llamada entrante emitiendo una canción que por lo general es una horterada pero que, incluso si se trata de un buen tema, acaba horriblemente deformado por las limitaciones del aparato en materia de calidad de sonido. Que para más inri el volumen suele estar tan alto ya es cómo que te pasen la tarjeta dos veces por una comida pésima servida por un personal hostil. Me parece un atentado a la conviviencia pacífica, una falta de respeto a la armonía interhumana y una particular desconsideración hacia los tímpanos que la concentración en el trabajo de uno o su serenidad durante un trayecto en autobús se vean mancillados por un latigazo de ruido. Temo que llegue el día en en que, encontrándome sentado en una sala de cine junto a un australopitecus que esté masticando palomitas, se le dispare el móvil al son de "Waterloo" de Abba. A la mañana siguiente, buscadme en la página de sucesos.

30 enero, 2008

The Weight is a Gift

Me cuesta un poquito mantener la atención. Supongo que es la historia de mi vida. Y ocurre que a veces pueden pasar años enteros antes de que me dé cuenta de que algo me chifla… Pero cuando ocurre, cuando caigo en ello, me convierto en cuestión de segundos en una fan desquiciada que busca por Internet todo lo que tenga relación con aquello a lo que de repente profesa una admiración sin fisuras y en cuestión de días adquiero desproporcionados e inútiles conocimientos que me permitirían escribir enciclopedias enteras sobre el objeto de mi desquiciamiento.

Me ha pasado con dos cosas últimamente. Una de ellas es un grupo de Nueva York llamado Nada Surf. Os evitaré la tesis doctoral que estoy escribiendo sobre ellos y sólo diré que molan. Lo mejor es que me habían dejado un disco suyo hace AÑOS y apenas le presté atención. Puede que ni lo escuchara. Pero el otro día, en casa de una amiga, sonó Blonde on Blonde, una de las canciones de su disco Let Go, y me pareció tan bonita…


Salí de esa casa con los tres primeros discos de Nada Surf y me bajé el siguiente a la primera oportunidad. Y desde entonces he estado escuchando obsesivamente algunas de las canciones de The Weight is a Gift (Do it again, Concrete Bed y Always Love, sobre todo), como si me fuera la vida en ello, hasta el punto de pillar una rabieta al enterarme hace dos días de que el nuevo disco de Nada Surf se presenta en pocas semanas en una gira que pasará por Madrid, Vigo y Bilbao, pero no por Barcelona. Al verme planeando un viaje a Bilbao es cuando he empezado a preocuparme en serio y este es el siguiente paso para superarlo: hacerlo público. Sólo necesito que alguien diga que es un grupo patético para curarme de golpe. Help, please.

29 enero, 2008

"El 8º enanito". Capítulo 28.

"Si necesitas otra prueba para convencerte de tu auténtica naturaleza puedes sacar el botón de plata que llevas en el bolsillo". Todavía aturdido por la revelación que ha convertido de un plumazo toda su vida en una gran farsa, al 8º enanito le cuesta procesar lo que le acaba de dedir el Cíclope. Vuelve a repetírselo dentro de su cabeza y sólo en este segundo momento cobra sentido. Recuerda al koala que se encontró planchando en mitad del bosque y que le entregó un botón antes de perderse brincando entre la maleza. Ahora resulta que es de plata. Si sale vivo de esta, piensa canjearlo por un trineo de última generación. La feliz visión de su flamante nuevo vehículo de fibra de vidrio y diseño aerodinámico queda segada por las palabras del Cíclope. "Zacarías
-por si te lo estás preguntando- es mi mejor amigo, aunque sería más preciso decir, mi único amigo. Tiene una obsesión por llevar toda su ropa impecablemente planchada, pero fuera de esta excentricidad es un tipo estupendo. Le pedí que, en el caso de encontrarte, te entregara el botón". Por qué le pregunta el 8º enanito, sosteniendo el objeto en cuestión entre dos dedos, contento por su inesperado valor, si bien falto de pistas acerca del motivo por el que le ha sido obsequiado.
"Acércatelo a la boca y lánzale tu aliento" le pide el Cíclope con una expresión ansiosa en el rostro, que recuerda a la de un mago que acaba de invitar a un espontáneo del público a que introduzca su mano en un sombrero de copa invertido. Intrigado, el enanito procede a cumplir con sus deseos. El botón se empaña en un instante y, en vez de recuperar su aspecto original, adquiere un color blanco roto, como si lo hubiera cubierto una apelmazada capa de azúcar glaseado. Su dueño ve su trineo convertido en astillas, reducido a cenizas, cruzando a toda velocidad por delante suyo bajo los glúteos de otro enanito eufórico.
- "Ahora ráscalo con cuidado".
La uña del 8º enanito raspa la superficie del botón, que va desprendiéndose dócilmente, al modo de la cáscara de un huevo pasado por agua. Por debajo va asomando un espejo que por fases va confiriéndole los rasgos de un cíclope. Lo que más le sorprende esta vez es que su huérfano y descomunal ojo sea de un verde clorofila.
- "Exijo una explicación" espeta con una voz en la que se entremezclan la rabia, la estupefacción y la tristeza.
- "Por supuesto, aunque te aviso que tendré que ir rápido, ya que no nos queda mucho tiempo. Todo empezó el mismo día de la Aglomeración Vermellón". (Continuará...).

25 enero, 2008

Eo

Primera entrada en… dos meses (ups) y tendría que explicar tantas cosas que no sé por dónde empezar... Hoy he ido a solicitar la (misérrima) renta básica de emancipación y el funcionario ha experimentado mareos ante el resumen de mi Vida Laboral. Luego me ha pedido una montaña de papeles extra porque supongo que el Estado no confía lo suficiente en mi estabilidad profesional como para darme 105 euros al mes (lo que me corresponde como cotitular del contrato de alquiler) durante los próximos 18 meses, que son los que me faltan para cumplir 30 años.

Entretanto (entre mi último post y este, quiero decir), he tenido dos trabajos y me he quedado en el que cobro menos y me hacen trabajar más, pero es que he descubierto que no sirvo para pasar ocho horas en una silla aburriéndome, así que ahora paso diez sufriendo horrores, aunque con la vaga sensación de estar haciendo algo que en realidad no me interesa demasiado…

Otro día explico qué he estado haciendo en los (pocos) ratos libres que he tenido este último mes. Aparte de echar de menos lo de poner paréntesis a cada rato, claro. Y disfrutar de mi nuevo iPod:


Tengo una duda: ¿por qué yo siempre escribo textos en plan super personales y como quejumbrosos mientras que Monty brilla por su ausencia y Lozzy no se sabe muy bien qué escribe?

(Sin que esto sea una crítica a Lozzy, que es el único que ha mantenido el pabellón bien alto estos meses)

24 enero, 2008


"Descuelgo el auricular, viendo temblar las estrellas a través del rectángulo que se recorta por encima de mi cabeza. Resulta extraño estar ahí, entre cuatro paredes de cristal, mirando al cielo. Una gasa de luz pulverizada desdibuja el contorno de las constelaciones. Siento el frío de la baquelita en el oído, el hormigueo quejumbroso de la línea telefónica. Marco, imaginándome la señal acústica viajando por debajo del cauce del East River, a lo largo de un tubo en el que se aprietan haces de cables: un tubo de silencio por el que se desplaza mi angustia. La señal llega a Manhattan en una fracción de segundo; después de dos timbrazos se oye un pitido largo e inmediatamente mi propia voz, desfigurada, invitándome a dejar un mensaje y luego nada. En el momento de colgar veo destellar fugazmente la cola de un cometa".

("Llámame Brooklyn", Eduardo Lago)

21 enero, 2008

Por inesperadas razones profesionales como con cuatro ingenieros. Contra el tópico de que la mente de estos profesionales -que de estudiantes por muy poco no pierden cualquier rastro de melanina y acaban dando con los huesos de sus codos en la mesa de tanto estudiar- es una cuadrículada en la que sólo caben cálculos, materiales y fuerzas se desvanece ya en los aperitivos. Comen como moradores de las cavernas, apuran las copas que da gusto verlos y hablan con regocijo de fletar un barco que lleve a los colegiados un fin de semana a Niza con la esperanza de que el meneo de las olas y la imposibilidad de saltar por la boda aflojen las inhibiciones. De paso me entero que Francia es el país más puntero en ingeniería y el que más apuesta por la especialización. Estados Unidos quedó petrificado en los 60 y aquí el nivel es aceptable, aunque el champagne se queda en el frigorífico. La coqueta camarera vasca que nos sirve acapara la atención de la parroquia masculina del local. Juraría que al depositar en la mesa uno de los platos me ha rozado el cuello. Faltaría ver si fue o no voluntario. Quizás sólo lo imaginé.

15 enero, 2008

"El 8 º enanito". Capítulo 27

"Ese eres realmente tú, pero no tienes de qué asustarte". El consejo será bueno, pero al oirlo salir a traición de una voz cavernosa a sus espaldas, el 8º enanito pega un bote que lo propulsa hacia arriba hasta alcanzar 2,6 veces su altura. El Cíclope tiene una expresión compungida y las manos entrelazadas a la espalda en posición de reposo. Su aspecto es prácticamente calcado a la imagen que le ha devuelto el espejo amarillo. Pasado el susto, en vez de aterrorizado, el 8º enanito se sorprende sintiéndose desconcertado y perdido como un charco de agua cristalina en medio de un desierto rojo. Advierte que su mano izquierda se destensa progresivamente hasta detenerse por completo. Necesita sentarse y así lo hace. Con el propósito de reforzar la atmósfera de paz y ausencia de peligro que desea transmitir, el Cíclope también se sienta en el suelo, si bien a una distancia prudencial. Durante mucho rato y pese a la colosal diferencia de estatura que los obliga a mantener un ángulo postural muy forzado, ambos se sostienen la mirada. Un extraño reconocimiento circula en ambas direcciones, como si un silencioso trasvase corporal y espiritual estuviese completando una trasfusión de identidad.
Finalmente, el Cíclope se decide a romper el hechizo diciendo: "En efecto, eres un Cíclope, como yo". Más que en forma de sonidos articulados, estas siete palabras parecen penetrar en el 8º enanito en forma de llaves que abren compuertas dentro suyo que el miedo había mantenido toda su vida selladas a cal y canto. "¿Nunca notaste nada extraño?" le pregunta el monstruo que lo convierte a él también en monstruo. La contradicción más elemental se le clava en el centro de la mente: ¿dónde se ha visto que una familia de enanitos tenga ocho hijos? Un segundo defecto de fabricación lo alcanza en el pecho: ¿quién conoce a un enanito zurdo?
El 8º enanito cree poder percibir el susurro que hace la venda imaginaria que le cubre los ojos al comenzar a desanudarse. (Continuará...).

09 enero, 2008

Tiendas de campaña, submarinos, trenes


Desde que vi The Royal Tenenbaums he soñado con instalar una tienda de campaña en mi comedor donde refugiarme con la sola compañía de una linterna, libros y un tocadiscos. Cuando salí del cine en el que proyectaban The Life Aquatic with Steve Zissou pensé que mi sitio estaba en un microsubmarino de diseño infantil desde el que saludar a las abisales criaturas fosforescentes. Al encenderse las luces que ponían punto y final a The Darjeeling Limited supe que no debía morir sin cruzar el Rajastán a bordo de un tren donde sirvieran zumo de lima y snacks. Dentro de la excéntrica y melancólica poética de Wes Anderson, los coloristas y cálidos espacios cerrados no guardan apenas relación con sus referentes en el mundo sensible, sino que son artificiosas construcciones de la imaginación a las que son convocados los protagonistas para un catárquico viaje hacia atrás en el tiempo, consistente en dialogar con el niño que fueron de cara a resteñar las heridas infligidas por sus progenitores. Ahora bien, si el paralizante espíritu de mi padre muerto se hubiera cosificado en unas maletas tan rematadamente preciosas como las que acarrean los protagonistas de su última película, yo jamás me hubiera querido deshacer de él.