28 julio, 2006

Lo real es lo más surreal

El mejor surrealismo no tiene una manifestación onírica o es convocado por el consumo de sustancias alucinógenas. No. El mejor surrealismo sale de día, se emborracha cuando se hace oscuro, te da codazos en cuanto pones un pie en la calle, está en la cola del super y en las legañas del vecino. Anteayer en una agencia de viajes me comentaron casos de denuncias a la misma, incluyendo exigencia de responsabilidades por mal tiempo en un destino caribeño, por un frustrado avistamiento de ballenas en un destino frío y por embarazo no deseado, sí, sí, han oído bien: al cancelarse un viaje, la señora que tenía que ir con un amiga finalmente se quedó con su marido currante en la ciudad y se pusieron a reproducir la especie sin querer, culpando del éxito de la empresa a la agencia. Ayer, a la salida de un bar a las tres de la madrugada, una mujer con un índice de alcoholemia tan disparado que de conducir le habrían arrancado de cuajo los puntos de veintinco carnets, y que había mostrado en el interior del local una fijación enfermiza por pellizcar las nalgas de un amigo, nos familiarizó a un grupito de personas con el índice de calidad de los huevos de gallina a partir de una referencia numérica grabada en estos que a todos nos había pasado inadvertida, nos previno contra las mondas de naranja bañadas en mercurio y nos invitó encarecidamente a ingerir algas. Pero es que horas antes, el mismo amigo del culo imán, nos había hecho saltar las lágrimas con el relato del pique entre el transportista / tunero Manolo y un saltimbanqui en un local cool de Drassanes.
¿Qué sentido tiene la ficción?

25 julio, 2006

Oficineando

Tras meses de espera, Cuatro empieza a emitir (todos en pie) la estupendísima serie británica The Office esta misma semana, en concreto este mismo jueves y en concreto a la 1.25 horas de la madrugada, para que no se diga que no tienen fe en el producto.



Por favor, que alguien la mire. Prometo que dormir os parecerá una actividad sobrevalorada.

24 julio, 2006

"Mi padre -dijo- fue un gran hombre para la poesía y con grandes dones para la oratoria. Y a él debo el haber aprendido las reglas de la métrica cuando todavía era un jovenzuelo; y las he conservado desde entonces, a pesar de todas las nuevas modernas teorías de los grandes poetas, por ejemplo la Señora de Mýri. Heredé de mi padre mis ejemplares de las Rimas, tengo los siete volúmenes, de los días en que en Islandia había hombres de genio, hombres que sabían demasiado bien qué querían hacer como para tropezar, hombres que sólo necesitaban cuatro versos para hacer una poesía que podía leerse de cuarenta y ocho formas distintas y encontrarle siempre sentido. No era para ellos ese estilo poético que está lleno de pena y nerviosismo y aguado sentimentalismo; y tampoco eran para ellos los himnos, éstos los dejaban a los sacerdotes. Eran hombres que no creían en la necesidad de mesarse los cabellos y golpearse el pecho. Ahí tienen las Rimas de Úlfar, por ejemplo, con sus gigantescas batallas, cada una de ellas más valientemente disputada que la anterior; ésos eran héroes que no se arrastraban ni lamían los pies a las mujeres, como lo hacen ahora esos poetas eróticos. Pero, eso sí, si oían hablar de alguna mujer famosa, no se detenían a calcular los riesgos, aunque la mujer viviese en otro hemisferio, no, salían en su busca, con la luz del combate en los ojos, a derrotar reyes y conquistar reinos y amontonar cadáveres hasta más altura que la de las colinas". ("Gente independiente", Halldór Laxness)

21 julio, 2006

Las botas de Superman


Me sorprendí emocionándome con los títulos de crédito de "Superman Returns". Fue quizás la experiencia de regresión automática a la infancia más intensa que he tenido. Luego la película me dejó templado y por tanto triste al ver que aquello había sido un espejismo. El conjunto, incapaz de hacerme vibrar o emocionarme con las cuitas del mayor icono de mi infancia, supuso una constatación más cruel de cómo pasa el tiempo que contemplar fotos con mis primas de aquellos veranos de Palamós en el tránsito de los 70 a los 80. Tengo incrustada de por vida la carátula del disco de 45 rpm con el mítico tema principal del film compuesto por John Williams. Recortado sobre un fondo negro Christopher Reeve inflaba su pecho/coraza jugándose el reventar el tronco de su pijama antibalas. Creo que vi la primera entrega de Superman unas doce veces, aunque quizás solo fueron tres y la imaginación infantil, siempre tendente a la hipérbole, las multiplicó por cuatro. Esos repetidos pases también llevan asociados otros recuerdos. Por ejemplo, cuando pienso en Superman me transporto a Candanchú porque en uno de sus cines tuvo lugar el enésimo visionado (por cierto, qué paciencia mi familia por acompañarme una y otra vez, ¿no?, gracias a todos aunque sea tarde). Había acudido a pasar un fin de semana de esquí con mi abuelo, Antonio Lozano Oso Grande y mi padre, Antonio Lozano Oso Medio. El Osezno se dejó el anorak en Barcelona y tenía miedo de decírselo a Papá Oso, pero Oso Grande, que está en los cielos, lo calmó y de paso le compró uno nuevo. Tenemos una foto los tres a pie de pista. Oso Grande está muy serio, Oso Medio pone cara de tipo duro y Osezno sonríe asomando su diente partido, resultado de una voltereta pasada de frenada sobre un colchón en el parquet del comedor de Oso Medio.
Volviendo a la película de Bryan Singer. Lo único capaz de amortiguar el chasco general fue comprobar que el superhéroe lucía esta vez un modelo de botas que me recordaron (lejanamente claro, las mías no eran ignífugas), más que las de Reeve (que eran más altas y de un rojo más subido y de un plástico en apariencia más blando), a las botas de lluvia con las que un servidor fardaba cuando llevaba puesto un disfraz de Superman que le fue regalado por reyes. Estaba de lo más mono, pero nada comparado con la foto que conservo embutido en las mallas de Spiderman con botas marrones de vaquero de caña alta. Mi fidelidad por un superhéroe siempre ha brillado por su ausencia, pero ahora veo que hice bien pasándome al Hombre Araña. Sus dos estupendas entregas cinematográficas sí que justificaron que fuera como un fantoche intentando emularlo.

17 julio, 2006

Escucha compulsiva del CD "Begin to Hope" de Regina Spektor. Rescato parte de la letra de la deliciosa canción On the Radio, una bonita manera de resumir la vida.

This is how it works
You're young until you're not
You love until you don't
You try until you can't
You laugh until you cry
You cry until you laugh
And everyone must breathe
Until their dying breath

No, this is how it works
You peer inside yourself
You take the things you like
And try to love the things you took
And then you take that love you made
And stick it into some
Someone else's heart
Pumping someone else's blood
And walking arm in arm
You hope it don't get harmed
But even if it does
You'll just do it all again

10 julio, 2006

¿Y tú qué sabes?

Un ejemplo palmario de cómo el enfoque Hollywood es capaz de destrozar cualquier punto de partida interesante por su voluntad mercantilista y su espíritu infantiloide y al tiempo pacato es el documental "¿Y tú qué sabes?". Su noble propósito de divulgar aspectos neurocientíficos apasionantes solo toma cuerpo en testimonios de especialistas, los cuales quedan lamentablemente arruinados por a) unos bochornosos efectos especiales que estaban ya caducos al filmarse los primeros capítulos de Doctor Who y b) el recurso a una actriz -nada menos que Marlee Matlin, astuta elección por cuanto reúne dos grandes virtudes anzuelo, una discapacidad física y un Oscar de la academia- para ilustrar lo expuesto en el plano teórico con escenas de ficción que convierten los vídeos caseros de trompazos en una sublime lección artístico/técnica. Lo peor, sin embargo, es la deriva discursiva hacia el New Age, su mensaje final de que somos uno con el universo y que todas las mentes humanas están interconectadas en un místico plano alternativo en el que merendamos tostadas con mermelada y té frío con Dios.
Una pena. Y encima, al lado mío, una plasta deglutía palomitas de un tanque y sorbía sonoramente Coca Light de una pajita. ¿Y yo estoy unido trascendentalmente con ese especimen? Válgame Dios.

07 julio, 2006

1) ¿Cómo puede el SONAR presentarse como un festival de música AVANZADA cuando ya nada de lo que se toca bajo su techo suena a nuevo?

2) En las terapias de apoyo psicológico a los moribundos realizadas en los países pobres no se escucha el lamento de no haber consumado el deseo de viajar a algún lugar remoto, reproche muy común en las naciones pudientes. La lucha por la supervivencia excluye los sueños caprichosos. No haber repartido suficiente amor reconcilia ambos bolsillos.

3) "Lo improbable asombra a todo el mundo, lo cotidiano sólo al genio (Jorge Wagensberg)

4) Sensacional el disco "It´s Never Been Like That" de Phoenix. Dejas embarazada a Sofia Coppola y te sale una obra maestra.

5) Dos Bellinis -el delicioso cocktail de Venecis a base de prosecco y melocotones blancos- en el Harry´s Bar me salen por 28 euros, cuatro menús completos en mi restaurante de confianza, el Ki Ki Ri Ki. Y es que no se puede viajar. Como apuntaba Calvino en la cita que prologaba la pesadilla precisamente veneciana de Ian McEwan "El placer de los extraños": "Todos los problemas del hombre surgen de no saber estarse quieto en una habitación".