28 enero, 2010

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Cuando tenía que estar de regreso en mi hotel dublinés tras visitar el castillo medieval de Lord Dunsany, me encuentro finalmente cenando con Joaquín Leguina, el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid durante 12 años, en el restaurante Tragaluz. La vida y sus imprevistos, qué cosa. El ex político, humilde y vivaracho a más no poder, cuenta su visita a la Casa Blanca y al domicilio de Jimmy Carter, deja verdes a un buen surtido de ex colegas tanto de la izquierda como de la derecha, rememora su cena con un intimidante por genial Jaime Gil de Biedma y un intimidante por gangsteril Silvio Berlusconi, se sorprende de la fanatismo futbolero que demuestra su tía de 98 años... baraja anécdotas y batallitas suculentas en las que mojar pan además de en la salsa de anchoas. Lo que, sin embargo, me llama más la atención es una disertación que lleva a cabo sobre la estadística (Leguina fue también presidente del Instituto Nacional de Estadística). Parafraseando a Napoleón, comenta que las estadísticas son un intento absurdo de desentrañar la causalidad de la vida. Sus cifras, un simulacro de control de lo ingobernable. Como ponerle puertas al azar, para entendernos. Fijando la aleatoriedad de las cosas en un %, trasformando el caos en matemáticas, uno se consuela con el engaño de que puede entender y avanzarse a los ciclos.

25 enero, 2010

Talón


"Recuerde, monsieur Lassalle, de dónde le viene a Aquiles su gran fama. No sólo de su heroísmo. Ayax y muchos otros fueron tan héroes como él. Pero Aquiles era melancólico. Era consciente de que le aguardaba la muerte. De ahí su melancolía, y de ahí que nos resulte tan atractivo. A su lado, todos los demás héroes son unos ignorantes. Siguen siendo niños, pese a todas sus hazañas". (Siete casas en Francia, Bernardo Atxaga)

17 enero, 2010

Diario de NY / SP. Cap 5

Ayer abandoné esta prisión dorada que es el resort Sirata, prácticamente desierto en temporada baja, un sinsentido si el sol no sale excepto para los tahúres que rastrean improbables tesoros enterrados bajo la arena con sus cachivaches eléctricos, un escenario apto para un relato de terror de serie B. Dos autobuses, una hora de trayecto, hasta llegar al centro. Aquí no tener coches es como carecer de estufa en Alaska, por lo que sólo los desharrapados (comparto viaje con 3) y los retrasados (2) cogen el transporte público. Escasa mejoría: palmeras, un puerto deportivo, un estadio de fútbol americano, un Starbucks, pocas almas por la calle, sensación de lugar que funciona con las constantes vitales justas. Dennis Lehane, eso sí, tiene un estudio con vistas espectaculares a la Bahía de Tampa, en su terraza caben dos pisos como el mío. Nos acompaña su viejo bulldog Marlon, llamado así en honor de Brando. Se parecen de cara. Si McCann me habló de J.J. Abrahams él lo hizo de Clint Eastwood y Martin Scorsese, de la experiencia de escribir para "The Wire" (comentó que la mejor frase de guión de la historia del cine para el creador de la serie, David Simon, y cuya esencia quería transmitir a todos los guionistas de la misma, era simplemente el "Let´s go" del final de "Grupo Salvaje" de Sam Peckinpah, porque si esas dos palabras bastaban para hacer avanzar narrativamente el relato era que la historia había sido bien explicada). Lehane y Marlon me acompañaron de vuelta al hotel en un monstruoso Land Rover al que hay que escalar con punzón y crampones. Conduce Marlon (no es cierto, conduce Lehane).
Salí a la caza de provisiones a un kilómetro del hotel por esta preciosa carretera:



Acudir a un supermercado americano (qué aliteración tan bella ya de entrada arman ambos términos) es una de las experiencias yanquis más imborrables que existen. No sólo en términos de tamaño, sino especialmente por la cantidad de artículos marcianos que concentra. Descubres sabores que ni siquiera sabías que existían, combinaciones de alimentos que en España te llevarían a la cárcel, tropecientas marcas de un mismo producto, envases familiares que sustentarían cinco años a todo el arca de Noé... De regreso a mi habitación, prácticamente me atrinchero hasta el momento de coger un taxi mañana por la mañana con destino al aeropuerto de Tampa, primera escala de un total de once horas de vuelo. Hoy sábado he salido a correr por una infinita playa de arena blanca, moteada a la izquierda por sucesivos mamotretos para los turistas, a la derecha un mar algo encabritado, al frente gaviotas y alguna pareja despistada paseando de la mano su amor. Lucía este aspecto:



Luego me he encerrado a escribir. Gracias a los que me habéis leído.

15 enero, 2010

Diario de NY / SP. Cap 4.

Sesion de footing matinal de despedida. En NY hay una pasion por enfundarse las zapatillas y salir a correr que impacta: te cruzas con abuelas con modelitos Nike de ultima generacion, con madres empujando cochecitos, matrimonios que aprovechan para airear al perro...
Que criatura mas encantadora es el escritor Colum McCann, lo querrias como hermano mayor, como padre, como ninyera, como esposo en el caso de ser gay. Mientras me prepara el cafe oigo como le dice a su interlocutor al telefono que anteayer ceno con J.J. Abrahams, el cual ha comprado los derechos de la novela que le ha merecido el National Book Award. Luego me contara que ayer estuvo en un acto para recaudar fondos para la organizacion benefica de Dave Eggers, 826, durante el cual el actor Myke Myers se enfrento en un partido de ping pong a un profesional que le gano 23 a 21. El profesional jugaba con un movil en vez de con una raqueta... Las conversacion, distendida e interesante a mas no poder, versa sobre el polvo, la esperanza, los pequenyos gestos, y llega a un abrupto final cuando recibe una llamada familiar con malas noticias. Pese a ello, quedamos que cuando el vuelva a Barcelona iremos al Camp Nou y que el me invitara al rodaje de la pelicula en NY en el caso de que llegue a filmarse.
Vuelo hasta Tampa en el transcurso del cual leo con entusiasmo `Napoles, 1944` de Norman Lewis (una genialidad, escalofriante y desopilante en igual medida) y taxi desde ahi a St. Petersburg. Gran resort frente a una playa impracticable por el frio y un campo de golf que a mi plim. En los alrededores solo gasolineras, McDonald's, droguerias, supers... Un vacio y una artificiosidad caracteristicas del 80 % del pais. Sin coche estoy muerto, el centro esta a mas de cien calles y hay que cruzar un puente que aun ha de ver al primer humano a pie. Demasiado incluso para este aprendiz de Sommer.

14 enero, 2010

Diario de NY / S.P. Cap 3

Almuerzo con un mito personal. James Salter. El hombre que derribó un MIG en la Guerra de Corea, que compartió un amante con el rey Faruk, que viajó de costa a costa con Robert Redford, que fue íntimo amigo de Sharon Tate, que charló con Fellini y Nabokov. El escritor capaz de frases como "La miró y, por un momento, olvidó todo lo que podía perder". "La muerte estaba próxima para Harry Miles. yacería desposeído, coloreadas sus mejillas, los espléndidos oídos del anciano sin oír. No es posible adivinar la cantidad de cosas que él sabía. Estaba solo en las regiones de su vida. la lluvia le había mojado, pero él había aguantado". "Certain memories are what you long to take with you. The rest was less dense. The rest was like a long novel so like your life: you were going through it without thinking and then one morning it ended: tehre were bloodstains". Sólo entrar en el restaurante Luxembourg me indica la mesa donde solía sentarse Truman Capote y me pone en un aprieto al pedirme que le explique todo lo que sé sobre Antonio Machado. Más de 80 años pero una lucidez y una elegancia intactas, el hombre que hizo de la seducción y el panegírico de la mujer un arte, que cenó con Nureyev y construyó con sus manos su casa de Bridgehampton. Contra mi costumbre, le pido que me dedique un libro. Si no lo habéis hecho, leed los relatos "La última noche".


Ando 67 calles para visitar al New Museum of Contemporary Art, Una lengua que sale de un agujero de la pared, un croissant que cuelga del techo con una mariposa encima, un esqueleto rompiendo una caja... desvaríos varios. Lo mejor, de verdad, sus ascensores de verde fluorescente y suelos de platino y la estructura arquitectónica del edificio a partir de bloques superpuestos . Como los últimos museos modernos que he visitado, el continente supera por mucho al contenido.

Regreso a pie al hotel, 79 calles más. Sospecho que Y, que me apoda Señor Sommer por mi tendencia a destrozar suelas como el personaje de Suskind , no anda muy equivocada. La cantidad de restaurantes y de basura que me salen al paso es mareante. NY es una urbe eminentemente gástrica, donde el despilfarro y la voracidad calórica le dejan a uno noqueado por poco que se fije. La sucesión de semáforos también agota, si no existiera Central Park y el Hudson tendría mucho de prisión de diseño reticular. Pero es un monstruo que suelta unas descargas tan vigorizantes que uno no le ve las fauces.




13 enero, 2010

Diario de Ny / SP. Cap 2.

Sólo me levanto antes de las 7 de la mañana para coger un avión transoceánico o al día siguiente de cogerlo por el trastorno horario. Hoy no ha sido una excepción. Una hora corriendo por el Riverside Park, bordeando el río, saltando por encima de bloques de hielo, sudando bajo el gorro y los guantes. El típico escenario donde veía hacer footing en las películas sin que nunca fuera capaz de encontrarlo. Ahora lo tengo a 50 metros del hotel. Tenía una deuda pendiente con la Colección Frick, cada vez que he visitado la ciudad he pretendido ver la pinacoteca que este potentado poseía en su su suntuoso domicilio particular, el cual ocupa toda una manzana, y que rivaliza en belleza con los Vermeer, Grecos, Hemlings y Bouchers que acoge. Una opulencia de gusto exquisito, su patio cubierto con estatuas, plantas y fuente central es para alcanzar el Nirvana. La media de edad de los visitantes era de unos 87 años, de los con chófer en la puerta y una corte de hijos a punto de destriparse unos a otros por la herencia.

Primera entrevista del tour con la Pulitzer Jhumpa Lahiri en su casa de Brooklyn. Reservada al principio, rasgos de princesa hindú, dos niños pequeños correteando por el piso con la nanny sacando la lengua tras ellos, café y galletas. La vida cierra círculos constantemente: en 2007 entrevisté a Gary Shteyngart en la Universidad de Columbia, justo antes de dar una clase de escritura creativa que confesó que servía para poco, pues que él recordara Lahiri era el único verdadero talento de ese tipo de talleres en salir en los últimos diez años o más.
Lo mejor del día para el final. No sé por dónde empezar a contar lo maravillosa que es "The Fantastic Mr. Fox", aunque de Roald Dahl no quede prácticamente nada. Wes Anderson es fiel a su universo y a su estética incluso en una película de animación. El padre incorregible, el hijo "nerd" que no encaja, la manera de presentar las escenas como capítulos de cuentos, las inesperadas confesiones sentimentales, esa habitación infantil candorosa, el deporte como marca del carácter, los arranques de humor absurdo, esa diversión y esa ternura confabulando en todo momento. Mr Fox lleva la americana de pana que vemos lucir a Anderson en tantas fotos, metáfora de cómo se ha llevado el personaje a su terreno y ha engrandecido el original de Dahl. Una reverencia.
Hay un "Luxury Channel" entre la masiva oferta televisiva. En él son frecuentes los anuncios para donar dinero para causas benéficas. Cómprate el abrigo de visón y los diamantes que te acabamos de presentar, luego de unos dólares para investigar el cáncer y, con la conciencia limpia, te sentará el doble de bien. Bastante absurdo.

12 enero, 2010

Diario de NY / St. Petersburg. Cap. 1.

Tercera vez en NY en menos de un año y séptima en mi vida. Soy afortunado. Nunca hasta ahora había visto tal psicosis por la seguridad. En el Prat el embarque ha empezado una hora antes de la salida prevista del vuelo, la cual ha acabado retrasándose otros sesenta minutos. ¿Motivo? Un segundo control exhaustivo antes de subir al avión. Una fila de hombres y otra de mujeres. todos cacheados. A continuación, obligatoriedad de abrir el equipaje que embarcábamos para su análisis por un equipo formado por 5 agentes de Prosegur y dos guardias civiles. Todo equipo electrónico debía encenderse. Teniendo en cuenta que yo llevaba cámara, ordenador, ipod, grabadora y móvil el chequeador y yo casi nos animamos a pasar juntos las próximas vacaciones. A la llegada a JFK, calma total.

Eres un veterano neoyorquino cuando sabes que la flat fare del taxi son 45 dolares, a los que hay que sumar 5 de peaje y un plus de propina. Cuando sabes el momento en que el skyline va a aparecer en el horizonte y sólo le echas un vistazo rápido. Hotel The Lucerne, en la 79, clásico, podría dormir el Don Draper de Mad Men si no fuera por la televisión de plasma, a un paso del Museo de Historia Nacional y del Dakota. Golpe de frío al salir, sin gorro estás muerto. Esta es una ciudad de reliquias, personificada en esa corte de doormans disfrazados de domadores de circos que se aburren soberanamente deambulando por lobbys rococós revestidos de pan de oro y composiciones florales de funeral de Estado, en los depósitos de agua hechos de madera en las azoteas y los chorros de vapor escupidos por el asfalto. El estado de aturdimiento horario y el hambre, unido a la verticalidad de los edificios y los pasos de peatones interminables, provocan siempre que las primeros pasos por NY sean los de un naúfrago en una isla fabricada por gigantes con prisa. Otra rutinas: comprar el Time Out y un café de vainilla. El reportaje central está dedicado a los mejores gimnasios de la ciudad ahora que el inicio del año manda a ponerse estupendos. A continuación, la sección dedicada a los nuevos restaurantes a descubrir. Como si nadie se engañara respecto a que de aquí a un abrir y cerrar de ojos el buen propósito se tomará unas vacaciones hasta las próximas campanadas. Yo procedo al revés: me como la tercera hamburguesa "The Cadillac" de mi vida en el deliciosamente retro P´J Clarke´s y mañana por la mañana espero salir a hacer footing. Os contaré.

09 enero, 2010

NÁPOLES

Contradictoria Nápoles. Pese al ruido, bullicio, suciedad, estrés circulatorio, empujones callejeros, falta de organización y de regulación, caos generalizado, paranoia por los robos... rebosa encanto gracias precisamente a condensar la esencia de lo que uno asume como la Italia profunda, el sur en estado puro. Un índice asombroso de iglesias por metro cuadrado y de altares religiosos con unas cristaleras que aíslan del frío que para sí quisieran los paupérrimos domicilios en cuyas esquinas se levantan. De una ciudad en la que una princesa (Margarita) puso nombre a una pizza y que bautiza a otra se podía esperar una pasta soberbia. Fue mejor que eso. Con el imponente Vesubio presidiendo el horizonte, un barrio español engalanado con ropa pobre tendida sobre las cabezas de los transeúntes, Diego Armando Maradona vivo en los corazones, la Mafia perpetuando un atraso endémico y Pompeya a 40 minutos en tren, Nápoles no se olvida.