18 diciembre, 2007

"El 8º enanito". Capítulo 26.

La cápsula traspasa la ranura y se detiene apenas cruzado su umbral. Las puertas del huevo se abren y el 8º enanito se encuentra en medio de una gigantesca estancia hexagonal. Se siente como un garbanzo despistado que ha caído en un barreño de sopa. Las paredes están forradas de madera. El suelo es de sintética moqueta roja. Justo en en centro se levanta un monolito del mismo tamaño que nuestro minihéroe y que está cubierto por una sábana granate. Como si tuviera vida propia e intuyera un peligro inminente, la mano izquierda del 8º enanito comienza a sudar y a contraerse independientemente de la voluntad de su amo. "Sobre todo no quites la sábana" le susurran las paredes. "Por lo que más quieras, no lo hagas" le transmite telepáticamente hasta la fibra más microscópica de la moqueta. Pero la tentación es soberana y el 8º enanito avanza unos pasos, se coloca frente al monolito y de una enérgica sacudida descorre la sábana. Un frío polar parece adueñarse de golpe de la atmósfera. Diría que sus huesos crujen y que un dardo de fuego empieza a rebotar frenéticamente en las paredes de su estómago. Frente a él ha aparecido un espejo amarillo que le devuelve la imagen de un Cíclope. (Continuará...).

10 diciembre, 2007

Copenhagen

Una ciudad con vagones de tren silenciosos, en los que está prohibido hacer ruido. Una ciudad en la que a nadie se le pasa por la cabeza candar la bici en la calle. Una ciudad con permisos de maternidad de 5 años y de paternidad de 2. Una ciudad sin cortinas, de escasos móviles, de series de televisión subtiltuladas en inglés, de buen gusto, de orden, de armonía, de velas, de muebles de diseño, de ángeles femeninos que descienden de los encapotados cielos para darte indicaciones cuando estás perdido. Lástima de su fijación con los alimentos orgánicos y con un repugnante vino caliente.

04 diciembre, 2007

"Escribir es una forma de terapia. A veces me pregunto cómo se las arreglan los que no escriben, los que no componen música, los que no pintan, para escapar de la locura, de la melancolía, del pánico inherente a la condición humana" (Graham Greene)

03 diciembre, 2007

"El 8º enanito". Capítulo 25.

"El 8º enanito escribe "espejo amarillo" en la pantalla táctil y, acto seguido, en la pared de enfrente, hasta hace unos instantes inmaculadamente lisa, se abre una diminuta ranura vertical de la que sale un cegador chorro de luz. Se aproxima con cautela, tapándose los ojos. Cuando está a punto de franquearla, se apaga de golpe la luz y se acerca a recibirlo una cápsula transparente en forma de huevo, que abre sus puertas a compresión, invitándolo a subir. El 8º enanito lo bordea y se asoma al túnel, pero la oscuridad es absoluta. Si hemos llegado hasta aquí, habrá que proseguir, se dice, y sube de un salto de elegante factura. La esfera móvil se cierra y comienza a adentrarse en la negrura. No se ve nada. El tímido zumbido que emite la capsula al deslizarse es el único estímulo sensorial que le mantiene la esperanza de que sigue vinculado a alguna forma de realidad. Pasan los minutos. Transcurre un tiempo indefinido que se le hace eterno. ¿Y si ha sido víctima de una trampa del Cíclope y, al final del trayecto, le espera una celda o un caldero? En el momento en que esta idea comienza a tomar carrerilla, en la lejanía parece divisar un punto de color que perfora el inmaculado agujero negro como la incisión de un escalpelo en el vientre de un jabalí. La cápsula desacelera. El punto se va agrandando. El 8º enanito está a escasos metros de enfrentarse a la mentira de su existencia.". (Continuará...)