27 julio, 2009

Lo que Armstrong jamás contó

8 minutos después de haber hollado por vez primera la árida y rocosa superficie lunar, el comandante Neil Armstrong cree captar un destello en ese páramo silencioso y helado. En un primer momento lo atribuye a un efecto espejo provocado por el impacto de uno de los focos lumínicos del módulo sobre algún punto de su traje. Viendo que su compañero Aldrin está ocupado desenredando la bandera americana, decide acercarse y salir de dudas. Para su sorpresa, descubre que hay algo material yaciendo en el suelo. Le embriaga una cierta aprensión que finalmente no tiene nada que hacer frente a la roedora curiosidad, por lo que se agacha a recogerlo. Entre sus dedos se encuentra con un vulgar chicle dentro de su envoltorio rectangular de color plateado.

La histórica expedición regresa a la Tierra y, tras muchas cavilaciones, Armstrong opta por mantener en secreto su hallazgo. Por dentro, sin embargo, se siente furioso y estafado. Cada vez que recibe una felicitación, un aplauso o un vítore la tenaza del fraude le pinza el alma. ¿Pero cómo afrontar el ridículo de confesar que no fue el primer hombre en pisar la luna? ¿Y por qué no sale un astronauta ruso o un ingeniero espacial chino a colgarse la medalla? Sobre todo, ¿cómo le dice a su mujer que renuncie a la mansión de Long Island que ya tienen apalabrada gracias a los emolumentos de la  hazaña? Armstrong toma pastillas para dormir, pierde el apetito, adopta por defecto una actitud taciturna, algunas mañanas se olvida de darle de comer al perro, con frecuencia compra fertilizante para las plantas y lo abandona en un rincón del cobertizo. Una noche se despierta sobresaltado y sudando a chorros a resultas de una pesadilla en la que, siendo el invitado de honor a una cena de gala en la Casa Blanca, es humillado a mitad de su discurso cuando todos los asistentes se levantan al unísono y comienzan a mascar, sonoramente y entre carcajadas fantasmagóricas, chicles de menta ácida que llevaban escondidos bajo la lengua.

Se levanta de un salto resuelto a destruir al monstruo gomoso que le ha arruinado la vida. Lo coloca sobre la barbacoa, lo rocía con gasolina y le prende fuego. Cuando queda reducido a un garbanzo carbonizado, lo deposita en el profundo surco que ha cavado bajo el roble de su jardín, lanzándole seguidamente paletadas de tierra para que more eternamente junto a las hormigas. Armstrong regresa a la cama con una beatífica sonrisa que se traducirá en un sueño angelical. Este aún no ha llegado a su máxima expresión que el maltrecho chicle subterráneo ya ha comenzado a solidificarse y a crecer hasta alcanzar el aspecto, el tamaño y la consistencia de una pitillera de color fucsia. Esta metamorfosis va pareja a la desactivación de la emisión de una suerte de notas musicales de naturaleza atonal en una frecuencia inaudible para el oído humano. La nave extraterrestre ¿K9->> jamás  captará ya la señal que le indique la localización de la caja negra del último modelo que la precedió.  

26 julio, 2009

Qué bonito que es mi piso

Estoy mirando pisos. De compra, principalmente. Es una locura, pero parece que hay bancos dispuestos a concederme una hipoteca, y si ellos, visto el percal, creen en el poder de mi minisueldo, ¿por qué no voy a hacerlo yo?

Mi límite está en poco más de 200.000 euros. Por esa cantidad hay alguna cosa decente en los barrios periféricos (descartado), alguna cosa que requiere reformas en los barrios obreros (quizá) y, en los barrios chulos, cosas como esta:



200.000 euros piden por este bonito rincón de la calle Joaquín Costa. Otra vista del inmueble en cuestión:



Del baño no hay imágenes. ¿Habrá baño? En caso de que haya, ¿lo habitarán especies animales no conocidas por el hombre?

Más viviendas de postín por 200.000 euros, ésta en Riera Alta:





No sé si me asusta más el mobiliario de castillo del terror, el lavadero lleno de agua estancada o que consideren que estos son los dos mejores ángulos de la casa.

Al final me he preguntado: ¿y cómo debe de ser un piso que esté por debajo de los 200.000 euros? ¿Será un solar y un paquete de ladrillos de regalo?

Así que he ido a buscar el piso más barato de Barcelona: 75.000 euros (12 millones y medio de pesetas) por 30 metros cuadrados en la calle Ramón Rocafull, en pleno barrio del Carmelo. Y, oye, no está tan mal.



Y por un poco más, 82.000 euros (13 millones y medio) tienes una cosa de 23 metros muy apañada en el Verdún.



Y por casi 15 milloncejos (90.000 euros) todo un piso de 60 metros cuadrados en Sants. Este es un poco Cuéntame, pero no se puede tener todo.





Tras descender a los infiernos he ido a buscar el piso/casa/chalé más caro de Barcelona. Equilicuá, seis millones y medio por una choza en Bellesguard con una sala de juegos de 80 metros cuadrados:





De todas formas, no todo el monte es orégano por la parte alta de la clasificación, porque por este templo del buen gusto de sólo 90 metros cuadrados en el barrio de Santa Caterina piden casi un millón de euros, y, francamente, a mí ni regalado:





De repente, me encanta mi piso.

16 julio, 2009

Madison


Antes de visitar Madison, capital de Wisconsin, cada vez que intentaba hacerme una composición mental suya acudía una y otra vez a mi prejuiciosa cabeza una de las frases cinematográficas de mayor fortuna entre mi generación, la cual, de paso, condensa involuntariamente el vuelo intelectual de la misma. Me refiero a la de "En Texas sólo hay vacas y maricones" de "Oficial y caballero". Me equivocaba. Es cierto que su naturaleza eminentemente rural la hacía proclive a tener de las primeras, aunque yo no las divisara, y no lo es menos que vi lesbianas -regentaban una librería que en un guiño a Virginia Woolf se llamaba "A Library of One´s Own"- pero también descubrí su irradiación artística- en ella viven escritores como Lorrie Moore, Sam Savage y Patrick Rothfuss y lo hicieron en el pasado el cineasta David Lynch y el músico Jorge Drexler- y su corazón progresista/libertario - acoge el único monumento nacional a los soldados de la Brigada Lincoln caídos en la guerra civil española, fue el primer lugar del país en manifestarse contra la guerra de Vietnam, Obama obtuvo el 80% de los votos...- ¿Los salvaba todo esto -junto a sus dos lagos, su Capitolio exactamente igual al de Washington D.C., sus icónicas casas de los años 20 y 30...- de parecer un muermo absoluto? Para nada. Como, por ejemplo, en Salinas (California), la sensación es de una calma y una artificiosidad que luchan a muerte por disimular un vacío congénito. Qué bien vivimos en Barcelona. Eso sí, a Madison le debo una pegatina de coche que me impactó por enigmática -"Trees show us the way"-y la foto que os adjunto, la cual, sin ser ninguna maravilla, es de las que estoy más orgulloso, dado que soy de los que saca el dedo o la correa de la cámara, ojos rojos o desenfoque parcial, en el 70% de mis instantáneas.