28 septiembre, 2006

Cambio de peluquería

Hay dos especímenes entrañables con los que no compartiría piso ni me iría de vacaciones, pero que me procuran charlas esporádicas de lo más agradecido y estimulante. Hablo de las pijas rematadas y de las garrulas con pedigrí. Pese a parecer polos opuestos, comparten en el fondo una mezcla desconcertante de ingenuidad y sabelotodismo y me dan cierta envidia porque parecen conocer a la perfección su lugar en el mundo (por equivocadas que puedan estar), y si son atractivas desprenden un cierto morbo que la clase media no alcanza. Hace un par de días topé por azar con una del segundo grupo. Después de una serie de desencuentros con las peluqueras de mi centro de confianza, opté por pasarme a la cadena Jean Louis David, en parte por cercanía a casa, en parte porque todo lo francés suena mejor. Ahí conocí a Elisabeth, pequeñita, hipermaquillada, cotorrilla, con un chicle centrifugando sin descanso por su boca, mechas que hacían daño a la vista, pero dicharacahera. Comencé recordándole a un profesor de física del colegio que le tenía manía ("porque yo soy de letras") y echándome 38 años ("por la barba"). Me quedé con lo de las letras y le pregunté qué había estudiado. "Periodismo en la Autónoma -la cosa se ponía interesante, ahí tenía a una inesperada candidata a alma gemela- "pero solo fui el primer día, eso de poner los codos no está hecho para mí. Vaya disgusto cogió mi papa (nótese la falta de acento)". Y entonces, jugándomelo todo por el todo, le formulé la pregunta del fin del mundo. ¿"Te gusta leer?". "Oh, muchísimo"
-y ahora, tras el desengaño anterior, sí que se abría el cielo de la conexión cósmica, ¿compartiría, contra todo pronóstico, el resto de mi vida con aquella peluquera ardillita, saltarina y locuaz?- sobre todo a Mary Higgins Clark, me encanta. En cambio tostones de esos en plan García Márquez no los soporto, vaya coñazos, dame algo ligerito, que no te haga pensar mucho". La luz iluminó de nuevo el salón, la sangre volvió a fluir por mis venas, las manecillas del reloj recuperaron el paso. El puente a contranatura que se había desplegado entre un repelente y una artista del secador se reveló una ilusión fugaz. Volveré a esa peluquería, te procuran unos buenos cortes (cáptese el doble sentido).

26 septiembre, 2006

Morderse la palma de la mano


En la bellísima película "El perro mongol" una madre intenta convencer a su hija de que no puede quedarse el can que da título a la cinta con la siguiente paráfrasis práctica o ejercicio ilustrativo: "Intenta morderte la palma de la mano" le pide. La niña lucha con denuedo por aplicar sus dientecillos al centro de la misma, pero ha de acabar dándose por vencida con un bufido de resignación. "No puedes tener todo lo que ves" concluye su madre. A resguardo de la oscuridad, yo inmediatamente probé de dare un mordisco a la mía. Sin éxito. Desde ese día, lo intento cada mañana, cada tarde y cada noche. Sin éxito. Cuando lo consiga, me iré a Mongolia a hacer el perro.

20 septiembre, 2006

Sobre cómo amar y escribir a los muertos

Hojeando la correspondencia de Richard P. Feynman, físico que recibió el Premio Nobel en 1965 por su contribución a la creación de la dinámica cuántica, topo con una misiva (fechada el 17 de octubre de 1946) sorprendente, por cuanto la envía a su difunta esposa, y tremendamente emotiva. Ya disculparéis que me ponga lacrimógeno, pero desconfiad de todo aquel que no sea un sentimental.

Arline:
Te adoro cariño.
Sé cuánto te gusta oír esto, pero no sólo lo escribo porque a ti te guste; lo escribo porque me reconforta escribírtelo.
Ha pasado un tiempo terriblemente largo -casi dos años- desde la última vez que te escribí, pero sé que me excusarás porque sé que entiendes cómo soy, tozudo y realista; y creía que no tenía sentido escribir.
Pero ahora sé, mi querida esposa, que está bien hacer lo que he retrasado hacer y lo que tanto he hecho en el pasado. Quisiera decirte que te quiero. Quiero amarte, siempre te amaré.
Me resulta difícil entender lo que significa amarte después de que hayas muerto, pero aún quiero consolarte y cuidar de ti, y quiero que tú me ames y cuides de mí. Quiero tener problemas que discutir contigo, quiero hacer pequeños proyectos contigo. Hasta ahora nunca pensé que pudiéramos hacer eso juntos. Que deberíamos hacerlo. Juntos empezamos a aprender a hacer tela juntos, o a aprender chino, o conseguir un proyector de cine. Ahora no puedo hacerlo. No. Estoy solo sin ti y tú eras la "mujer-idea" y la instigadora de todas nuestras aventuras salvajes.
Cuando enfermaste te preocupaste porque no podías darme algo que tú querías hacer y pensabas que yo necesitaba. No tenías que haberte preocupado. Igual que te dije entonces, no era necesario porque te quería mucho y de muchas maneras. Y ahora es incluso más cierto: no puedes darme nada ahora pero yo te quiero y te interpones en mi camino para amar a cualquier otra pero quiero permanecer así. Tú, muerta, eres mejor que cualquier otra viva.
Sé que me dirás que estoy loco y que quieres que sea plenamente feliz y no quieres interferir en mi camino. Apostaría a que estás sorprendida de que ni siquiera tenga una novia (excepto tú, tesoro) después de dos años. Pero no puedes evitarlo, cariño, ni yo puedo; no lo entiendo, pues he conocido a muchas chicas y muy guapas y no quiero quedarme solo, pero tras dos o tres encuentros todas ellas parecen cenizas. Sólo tú me quedas. Tú eres real.
Rich

P.D. Perdona que no eche esto al correo, pero no sé tu nueva dirección.

19 septiembre, 2006

"Pronto aprenderemos que algunas cosas están escondidas para nosotros
o al menos agonizantemente pospuestas,
que algunas puertas nunca parecen abrirse,
que otras nunca parecen cerrarse
y que todas las puertas están
de alguna manera prohibidas"

(La puerta de Siwa, Tom Lamont)

13 septiembre, 2006

Niños grandes y Paris mon amour


Escapada a Montpellier para una sesión doble. Como ocurre por sistema con las películas de Michel Gondry, el punto de partida es mejor que el desarrollo, sus pretextos y arranques son demasiado buenos como para permitir que la exposición y evolución de los mismos llegue a estar a la altura. Además, sin la locura controlada que aportan los guiones de Charlie Kaufman "The Science of Sleep" se convierte en una gamberrada deslavazada y onanista, una fiesta de cumpleaños autodiseñada a su entero gusto y por ello cargantemente deudora de la estética naïf de sus videoclips. Con todo, la idea motor -la capacidad de comunicarse con los otros a través de los sueños, tejiendo un espacio común abierto a cualquier posibilidad, un terreno virgen y receptivo a cualquier fantasía y a la reordenación de cuanto nos incomoda o no nos cuadra del mundo sensible, unas coordenadas osadas, a medida de lo que veta la realidad- resulta de lo más sugerente. A mi el día a día me sabe a poquísimo, estar atrapados en el bucle 24 / 7 / 365 apenas da tiempo de nada. Siempre he fantaseado con la existencia de realidades paralelas, con cruzar esa puerta mágica que me desdoblaría, dejando al AL corriente de este lado, y facilitando al clon el acceso a una existencia B, sincrónica pero no convergente, donde estar con otra gente, visitar nuevos países y experimentar con todo. A Gondry -como a Tim Burton Terry Gilliam- también hay que reconocerle una asombrosa capacidad de recuperar su yo niño, de infantilizarse feliz y creativamente, luchando contra la asfixiante imantación del comportamiento y el punto de vista adulto. El día que te dicen que una cuchara no es una espada láser o que una cama no es una barca cuesta horrores volver a visualizarles esa segunda identidad secreta. Y él lo consigue, transformando el agua en papel de plata.
La segunda sesión se consagró al film colectivo "Paris je t´aime" donde un generoso puñado de directores rueda un microrrelato de amor en un determinado barrio parisino. El nivel de las piezas es altísimo. Sensacionales las que dirigen, por ejemplo, Depardieu, los Coen, o Alexander Payne, pero debo quedarme con la incontestable obra maestra a cargo de Tom Tykwer, historia llena de energía y emoción puras protagonizada por un chico ciego y Natalie Portman, que se narra en forma de flashback que deviene un bucle en cámara rápida y con sincopada voz en off, del que van desprendiéndose poéticamente piezas para retratar un dulce, orgásmico y misterioso proceso de enamoramiento, que podría condensarse en gritos con sentido y sin sentido. Piel de gallina.

12 septiembre, 2006

Tormenta de flickr

(¿Dos entradas seguidas? ¿Qué está ocurriendo?)

Lo más bonito que he visto en internet últimamente es este motor de búsqueda de fotos que, no sé cómo, encuentra las imágenes más estupendas (ejemplo: chocolate) a partir de conceptos. Lo mejor, la bolita que da botes mientras realiza la búsqueda...


07 septiembre, 2006

Perdidos y entre rejas


Hawai está en peligro. Los actores de Perdidos, que ruedan allí parte del año, parecen sentir la compulsiva necesidad de circular por sus carreteras a toda velocidad. O sin permiso de conducir. O haciendo caso omiso a los índices de alcoholemia permitidos. O sin seguro (?).

De otra forma no se explica que el británico (qué decepción) Adewale Akinnouye-Agbaje (¡el mismísimo Mr Eko!) se haya convertido en el octavo miembro del reparto de la serie que se tiene que ver cara a cara con un poli por problemillas con las normas de tráfico más elementales.

El imponente Akinnouye-Agbaje fue detenido el pasado sábado por conducir sin licencia y por encararse a los agentes de la autoridad (pobrecillos) en el momento del arresto. Pagó 500 dólares y pasó seis horas entre rejas, que en Hawai por lo visto se toman muy en serio lo de ir por ahí sin carné.

También se vieron en el calabozo dos miembros del reparto de la segunda temporada (spoiler: y no de la tercera…): Michelle Rodríguez (Ana Lucia, la poli latina) y Cynthia Watros (la supuesta psicóloga), que fueron detenidas el pasado diciembre por conducir en estado de embriaguez.

Los demás no acabaron en el calabozo, pero sí fueron citados ante el juez. Por exceso de velocidad han trincado a Josh Holloway (el no-tan-malo Sawyer), a Dominic Monaghan (la ex estrella de rock drogata), que también circulaba sin licencia, a Naveen Andrews (el iraquí, aunque el actor es británico) y a Ian Somerhalder (el hermanastro incestuoso que muere en la primera temporada). Más original fue Harold Perrineau Jr (Michael, el padre del niño), que recibió una citación por circular sin seguro.

A Hawai habría que deportar a Farruquito, que allí sí que se toman esto de la seguridad vial en serio.

05 septiembre, 2006

Yo soy Buika

Extractos de la entrevista con la cantante de copla Concha Buika, aparecida el 6 de agosto en el EPS. Un ejemplo de desinhibición absoluta, de franqueza marciana, de falta alucinante de prejuicios, de honestidad brutal, de exterminación de normas. Yo, si fuera capaz de deshacerme de las 625.000 capas represivas derivadas de una educación formal, mojigata, convencional, bienpensante... hablaría como ella. Y, además, como sostiene PI/Q esto es provocación, precisamente porque su discurso espontáneo nace de la naturalidad y no de una voluntad de escandalizar, al contrario, por ejemplo, de esa horda de películas indies norteamericanas que creen ser dinamitadoras, lúcidas y atrevidas, cuando en verdad son autocomplacientes y vacuas, pedantes hasta la náusea.

Su padre es escritor, poeta. ¿Le viene de ahí la vertiente artística?
Mi papá se fue hace muchos años. Nos abandonó. Él se imaginaba un mundo mucho más grande del que estaba viviendo. Creo que es lícito.

¿A una niña de nueve años le da igual que su padre la abandone?
Sí. Nos darían igual muchas cosas si no fuera porque nos obligan a sufrir. Pero yo es una historia que no tengo. Aquí gusta mucho el tinte trágico, melancólico de las cosas, pero a mí me parece muy aburrido y no me gusta. Mi papá se fue y a mí me dio igual.

Para usted, ¿cómo se alcanza la felicidad?
No se alcanza, siempre se tiene. Otra cosas es que quieras disfrutar de ella. No es algo que esté fuera de nosotros. Te miras al espejo y ¿?te parece poco el paraíso que tienes delante? ¿A qué otro paraíso quieres ir?

¿Cómo es su vida sentimental?
Estuve casada con el padre de mi hijo y luego conocimos a nuestra mujer, África, y estuvimos en un trío.

¿Y eso cómo se gestiona?
Yo, que estoy como una cabra y no me creo las tonterías que se inventan los demás para hacernos creer que somos de una manera o de otra. Una institución como la Iglesia no puede decirme cómo soy. Que el matrimonio es de dos se lo inventó un tío, y como yo soy una tía, me invento que es de tres. Bueno, ¿y qué? Pues me caso. Se trata de arrimarse al querer antes que proclamarse en lo de la familia monoparental y esas cosas que nos venden.

¿Continúa con su marido?
No. Terminó. Pero soy una persona a la que no le cuesta vivir las relaciones y tampoco me cuesta asimilar que se acaban. Me parece fascinante disfrutar del amor, disfrutar del desamor, disfrutar de un nuevo amor, de ése, de la otra, y del de más allá. Aquí hemos venido a jugar al juego de estar vivos. Es ridículo ver a una persona dirigirse a estar viva con miedo o a morir con miedo. Es tonto. Que hubiera nacido perro o pájaro entonces. Si me han hecho humana, disfruto de ser humana. De perder, de ganar, de todo. No me parece que haya que introducir el concepto de culpa en ello como lo hacemos. ¿Qué culpa? Si no somos culpables de ser como somos. ¡Es terrible la culpa maldita en España, coño!

¿Se pude querer a dos personas a la vez, como dice la copla?
Claro que sí. Se hace, no es que se pueda. Lo hacemos todos. Todos nos enamoramos de varias personas a la vez. Pero, como vivimos en una sociedad tan totalitaria, nos vemos obligados a escoger y siempre pensamos que a uno le amamos más que a otro, pero no es cierto. El concepto de cariño y de amor que se nos vende está enfocado a evitar a toda costa este fin.

¿Cómo concibe usted el amor?
El amor es una cosa que uno se gana. Lo de convivir juntos es algo que te ganas con los años, no con los años de relación, sino con los años de relación contigo mismo. Cuando tú consigues vivir en ti, ponerte de acuerdo contigo mismo, entonces estás preparado para vivir con quien quieras. Y creo que para llegar a este estado se tardan unos cuantos años. Treinta no son suficientes. Tengo 34 años y me parece que necesito más tiempo. Mi concepto de amor es personal, exclusivo, único. Es algo de uno. Es una capacidad que uno tiene y que en todo caso otra persona te despierta, cosa que pueden hacer, aparte de esa persona, otros 150 millones de personas en el planeta.

¿Usted distingue entre infidelidad y traición?
Como los que dicen que el sexo es infidelidad, pero si te enamoras de otro, eso es una traición. ¿Y por qué no te puedes enamorar? ¿Cuál es el problema de enamorarse si es maravilloso? Yo soy más de lealtades que de fidelidades. La lealtad y la confianza en uno mismo hacen que no dude de ninguno de los movimientos de la persona a la que amo aunque ese movimiento me aleje de la persona amada. Si fui feliz cuando llegó, ¿por qué le voy a regañar cuando se marcha?

¿Usted cómo se define?
Yo soy bisexual, trifásica y tridimensional.

Con tanta pasión, ¿usted no sufre?
Se sufre con el concepto de amor. Cada persona sufre su concepto de amor, no el amor. El amor no se sufre, jamás, nunca. Cuando una persona quiere que le hables de amor, quiere que le hables de su concepto de amor. Y esos es lo que sufrimos. El amor es el premio al ejercicio de seguir ilusionados por estar vivo.

¿Le gusta estar fuera del ritmo de vida convencional?
Yo intenté llevar ese ritmo cuando era una chavalina, pero no era creíble. Siempre llegaba la mañana en que me llamaban del trabajo a las once diciéndome que tenía que estar allí desde las ocho. ¡Las ocho! Pero entonces, ¿cuándo vivo?

04 septiembre, 2006

El retorn del canguro

Després d’uns mesos d’absència catàrtica bloguera torno amb ànims renovats, joia renovada i carnet de videoclub renovat. Ha estat un temps de pimpampum, de subebaja, de viatgets, de consolidació, de quitarme, de sorpreses, i avui (en realitat divendres passat), amb el retorn a la feina del Gregorio i els busos plens de nou, comença d’alguna manera la nova temporada 2006-2007. Si els futbolistes reconeixen el tret de sortida amb la Supercopa d’Espanya, nosaltres ho fem quan tornem a veure el Grego escombrant i maleint el seu predecessor (mai a l’alçada, com podria) al càrrec de porter de l’edifici. En qualsevol cas, vull fer-vos partíceps d’alguns dels (meus) millors moments als meus mesos de desaparició no conscient:

1) Ens llevem i ens anem a dormir a Madrid. Enmig, passem un dia a Kaiserslautern, en ple Mundial de Futbol, per gaudir de l’apassionant España-Arabia Saudí. Els millors moments, abans del partit. Inoblidable el “rubia, coqueta, enséñanos la teta”, que l’afició de la roja li dedicava a les agents de policia, tan rosses i tremendes, elles. Extraordinari el guia contractat per l’ocasió (es pot saber menys i caure tan bé?). Fabulosa l’anciana donya croqueta, aparentment aliena a la moguda mundialista. I jo, mirant-m’ho com un turista japonés. A Madrid, per cert, ens intenten captar a l’Esglèsia de la Cienciologia...

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2) Una setmana a Menorca. De Sidonie (semblava que ens perseguíssim mutuament, a Binigaus, a Pregonda, al Jazzbah) a la deliciosa llagosta a l’alioli d’Es Cranc (i l’impressionant pastís de formatge), passant per les bondats del nudisme a cales tan preciosses com Es Talaier o Macarelleta.

3) Les festes d’El Tormo, amb convidats (una d’elles, la millor sorpresa de l’estiu) i habituals, amb tranquilitat i farra boja, amb vayabuses i paelles delicioses.

4) L’empapada televisiva que m’ha acollit en els moments de soledat estiuenca. “Deadwood”, “Lost” i “24” m’han fet companyia addictiva.

5) Ja conec la meva cunyada! I ja coneixen la seva cunyada! I… uf, quin estrés!

6) El moment més mític de l’estiu: un senyor puja darrera meu a l’autobús. Du una camisa verda amb un símbol que em resulta vagament familiar. El que em pensava: un ex legionari. I xalat. El conductor se’l mira, mentre l’home llença un seguit de paraules ininteligibles acompanyades de freqüents “a mi la legión”, “nosequenosequantos Franco” i “viva España”, amb salutacions marcials i cops al pit que foradarien qualsevol.

7) Ah, no m’agrada Jamaica. I me’n vaig a San Sebastian en dues setmanes.

01 septiembre, 2006

Un Pupas que viaja para salvarse

1. Tenía que pasar ayer, el último día piscológico del verano. Un raquetazo a la mandíbula me mandó al hospital a que me pusieran dos puntos y cuatro inyecciones. El lado bueno de este percance menor es que cualquier visita a Urgencias te hace pasarlo tan mal por cuanto ves ahí dentro que sales con tres veces más ganas de vivir (otro rédito es confiar en que me quede una cicatriz y buscarle una explicación épica que devenga leyenda, por ahora me debato entre un navajazo tras salir en defensa de una damisela rodeada por siete facinerosos, un ataque de una jauría de huskies salvajes mientras cruzaba en trineo yo solo el Polo Norte o una caída de 25 metros desde un desfiladero durante una ascención por el Himalaya en pos de un secreto templo budista). Las citadas suturaciones han sido la coda a un verano en que he sido la encarnación perfecta del Pupas: todo comenzó con un esguince de tobillo y luego fue un no parar: orzuelos, uñeros, 42 picadas de mosquito en la espalda visitando (esta vez sí) las ruinas mayas de Tikal, uñas rotas....

2. No he querido aburrir a los cuatro amabilísimos gatos que se asoman por este blog con mis aven/desventuras guatemaltecas, solo diré que me pidieron dinero por la calle para un ataúd y me ví convirtiéndome en un soberano alcohólico de quedarme a vivir ahí, por cortesía de sus excelentes cocktails, especialmente los mojitos y los "screwdrivers". Eso sí, soltaré un apunte confuso y meramente intuitivo sobre el hecho de viajar: A. Un libro que no he leído pero que lo merecería por su solo y excelente título es "El mundo es grande y la salvación acecha por todas partes" de Ilija Trojanow. B. Raymond Russell sostiene que "El viaje es un pretexto de movilidad", frase que recoge Juan Villoro para concluir que "Lo importante no es lo que ocurre en la carretera, sino lo que siente el hombre que se desplaza". Un viaje siempre es interior, la distancia recorrida, el cuentakilómetros son irrelevantes, porque no se ha viajado al menos que no se haya producido un cambio espiritual. Las ciudades, los paisajes, las gentes acaban siendo jirones de recuerdos que se amontonan, se confunden como desparejadas sandalias de oferta en una gran caja de cartón. La sabiduría emanada de esos desplazamientos, las sutiles maneras en que moldean tu personalidad e introducen alteraciones, aunque sean microscópicas, en tu forma de ver el mundo quedan grabadas sobre granito. A+B. Personalmente vivo este cambio como una extraña sensación de salvación. Uno sale ahí afuera, ahí afuera sales afuera de ti mismo, el ahí afuera te cambia lo que tienes adentro, lo cual te suministra una suerte de epifanía por la que te sientes más a salvo dentro tuyo y, por ejemplo, puedes encarar la muerte con menos miedo, convencido de que todo se va volviendo consoladoramente relativo cuando traspasas las membranas de tu espacio elemental. Y, pese a que molestara a muchos, esto se consigue alojándote en hoteles de 5 estrellas o de 1, pero solo si te desplazas a Guatemala pongamos, o a Estambul, y no a Menorca, por muy paradisíacas que sean sus playas.

Topo-reto

Concurso a los oyentes: ¿qué diseño os gusta más, este o el anterior de los topos? (Los componentes del terceto canguril no pueden participar en esta encuesta, ya sea bajo nombre real o supuesto)