23 julio, 2010

"Delicades"


Quizás porque en un momento de la obra se cita a una tal Trini en los agradecimientos y yo tenía una tía abuela llamada Trini y porque la repetición de un monólogo sobre el afán de guardar cosas en apariencia inútiles que luego se reciclan para otros usos me recordó a mi abuela paterna, Rosita, una obsesiva coleccionista de hilos, papeles para envolver, cajas de cerillas, tarros... el caso es que el ya de por sí excelente encadenado de microhistorias inconexas, de aroma rural y vestidas de posguerra que componen la obra "Delicades" de T de Teatre fue más allá de gustarme para causarme un entusiasmo salvaje. Con una austerísima puesta en escena y sin ningún alarde de vestuario, supone toda una lección de que nada tiene más fuerza dramática que un relato oral o un diálogo si hay convicción, humor y sorpresa al compartirlo. Corred a verla.

19 julio, 2010

Fantasmas


Antes de subir a la casa de la Cerdanya donde iba a pasar un par de días trabajando con calma si bien acabé principalmente dándole patadas a una Jabulani en un flamante campo de césped, me habían advertido que había un fantasma que por las noches paseaba sus penas por el desván. De los tres inquilinos que habían pernoctado ahí con anterioridad, dos lo habían escuchado sin ningún género de dudas recorriendo arriba y abajo la planta superior. Confieso que soy presa fácil del miedo (jamás veo una película de terror, por ejemplo) y que la sugestión necesita poco para hacer mella en mí. De manera que, cuando llegó la hora de acostarme, me metí con cierta intranquilidad bajo las sábanas. En mitad de la noche, me desperté a causa del calor y lo primero que percibieron mis oídos fue el claro retumbar de unos pasos en algún punto lejano de la casa. Estos, sin embargo, no pertenecían a un solo individuo, sino a varios y por su cadencia y contundencia parecía que sus dueños estuvieran practicando una marcha militar. Pese a que la vejiga me señalaba un camino, el resto de mi cuerpo me invitaba a la inmovilización. Acabé traicionando a ambos (bueno, a la primera sobre todo) subiéndome las sábanas hasta la barbilla. No fui muy valiente que digamos pero tampoco un miedica de tomo y lomo pues no tardé en conciliar el sueño. Por la mañana, cuando ya lucía el sol y los ruidos básicos llegaban de los aspersores y los pajaritos, le comenté el incidente a mi hermano, que me comentó que él también había oído los pasos. Como lo había hecho en tantas ocasiones ya ni le daba importancia. A la noche siguiente, se reprodujo de forma calcada la secuencia de acontecimientos. Busco muchas explicaciones (animalillos nerviosos correteando, el viento conchabado con la madera para componer música marcial, un electrodoméstico de un vecino desconsiderado...) pero ninguna me satisface. Aquello fue un regimiento de fantasmas con prisas o camino de una batalla.

Al cabo de tres días, volviendo a ver "Mi amigo Totoro" de Hayao Miyazaki me encuentro con una escena en la que un padre y sus dos hijas espantan los sonidos extraños de su nueva casa, que creen embrujada, riéndose a carcajadas forzadas. También dicen que en presencia de un tiburón lo mejor que puedes hacer es intimidarle. Dudo que, llegado el caso, me salga hacerlo. ¿Y si me faltó la pureza de corazón de las niñas de la película para vencer al miedo y descubrir que en el desván aguardaba un espíritu bondadoso y juguetón como Totoro? La próxima vez subo a averiguarlo.

10 julio, 2010

Alergia

Tal y como yo lo veo, pocas cosas buenas han traído las reivindicaciones patrióticas a lo largo de la historia, al menos para los de a pie. Así que prefiero no tener nada que ver con ninguna. Me sentiría como una hipócrita si estuviera recorriendo hoy el paseo de Gracia en defensa del la nación catalana, dada mi total indiferencia hacia la causa y lo muy harta que estoy del tema (sobre todo desde el punto de vista informativo). Y las demostraciones de patrioterismo españolista que previsiblemente se verán mañana me producen más que rechazo: me dan directamente miedo, mucho miedo, mami. Así que lo que me pregunto, en este Fin de Semana de la Encrucijada Patriótica es: ¿se puede vivir sin patria? O, mejor dicho, sentir que uno no tiene patria aun habiendo vivido toda la vida en el mismo sitio, ¿es normal? ¿Le pasa a más gente? ¿Tiene cura? ¿Hace falta que tenga cura?

07 julio, 2010


Días agitados, días locos, días que desafían las leyes de la lógica, días que no han oído hablar de la física ni del físico. Pasear el sábado por Madrid, coincidiendo con el partido de fútbol España vs. Paraguay y el Día del Orgullo Gay, era un continuo saltar la vista de las banderas de España y las camisetas de la selección a las banderas del arco iris y los pechos descubiertos. El cortocircuito se producía cuando ambos universos se cruzaban sobre un mismo cuerpo que, por ejemplo, llevaba el rostro pintado de rojo y amarillo y unos pendientes multicolor, provocando el que uno desterrara de su cabeza esa aparente tautología que es fútbol y homosexualidad. En el fondo ambos recuerdan a circos cuando se ponen festivos, por lo menos emplean sus mismos recursos expresivos.


El martes madrugón histórico (4 de la mañana) para coger cuatro aviones que me permitieran estar en un mismo día en tres países o cuatro para los que se manifestarán el sábado por el Estatut (España, Alemania y Suecia). Desperté en Barcelona, desayuné en Munich y almorcé cerca de Göteborg. La recompensa fue comer mano a mano con un Henning Mankell relajado y con ganas de conversar en un restaurante encantador con vistas al mar, y escucharle contar cosas como ésta: "Los científicos han descubierto que la raza humana procede de África del Sur y que nuestros ancestros originales la abandonaron para conocer mundo a razón de 5 kilómetros por generación, de manera que tardamos 40.000 años en llegar a Filipinas. Una lección de paciencia, de que estamos hechos para no precipitar los acontecimientos, una llamada a la calma".

02 julio, 2010

"Oda" de Pessoa recitado en un acto de homenaje a Saramago:


"Para ser grande, sé entero: nada
Tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
En lo mínimo que hagas,
Por eso la luna brilla toda
En cada lago, porque alta vive".