23 marzo, 2006

No todo va a ser follar

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Así se titula una de sus canciones: “No todo va a ser follar”. Y sigue: “… también habrá que documentarse sobre los delfines… también hay que invitar a una barbacoa”. Carcajadas. Público muy joven. Y público mayor. De todo hay en los conciertos de Javier Krahe. Un bon vivant, enemigo del trabajo (“no es verdad que dignifique”, dice; “cuando no era cantante, tampoco trabajaba, era una vocación”) y amante de las mujeres (sobre todo de la suya, Annik), fiel a sus músicos y a la marihuana. Un tipo cabreado con los políticos y concienciado cuando toca: con “Cuervo negro” (canción andanada contra aquel Felipe González que metió a España en la OTAN tras prometer en su programa electoral que no lo haría) fue censurado en TVE. Un convencido anticlerical, hasta el extremo. Y un brillante contador de historias. Algunas amargas, casi todas divertidísimas.

“Esta no es la vida privada de Javier Krahe” es el retrato de un artista lúcido que llena salas y que acumula un público fiel. Y es, también, una ocasión inmejorable de descubrirle. Maestro de maestros como Sabina, amigo de amigos como Pablo Carbonell, como Forges, como Pepín Tre, como Fernando Savater, como Wyoming. Mentes privilegiadas todas ellas que entablan conversaciones con el propio Krahe, gracias al montaje del film (codirigido por Ana Murugarren y Joaquín Trincado), destapando sus bondades, y también algunas miserias que, tratadas con humor, le engrandecen como ser humano.

“Esta no es la vida privada de Javier Krahe” logra, por lo menos, una cosa: estar deseando que Krahe toque aquí al lado. Y enterarse a tiempo. Y conseguir entradas.