03 febrero, 2006

Un libro criminal


La recompensa más excitante de las 450 páginas que componen Too Brief a Treat -la corres`pondencia de Truman Capote- es contemplar al escritor bregando con su particular Moby Dick: ese A sangre fría que le reportara la celebridad, Capilla Sixtina de la nonfiction novel que vino a significar lo que el rodaje de Apocalypsis Now para Coppola. Su redacción comenzó el 28 de abril de 1960 en Palamós y, lo que primero tenía que ser un artículo para The New Yorker y luego un libro corto, pronto obsesionó tanto a su autor que supo que ahí se jugaba su pasaporte a la posteridad. Impelido por el desafío de experimentar con la técnica del reportaje, Capote vio cómo el asesinato de la familia Clutter se ramificaba golosamente hasta el punto de forzarle a mantener una red de informantes en Kansas con los que mantenía contactos diarios, fuente de crecientes gastos -en un momento llega a hablar de 8000 dólares acumulados-. Su principal garganta profunda fue el jefe de policía asignado al caso, Alvin Dewey, quien pacientemente le mandaba recortes con las novedades del juicio y le aclaraba dudas sobre los implicados en la tragedia, por lo que estuvo a punto de perder su empleo en dos ocasiones. Con el paso del tiempo, el libro se va convirtiendo en una pesadilla esclavizante para el autor, que comenta "detesto tener que vivir con este material, con esta "fuerza" día tras día, pero me absorbe de una forma que jamás había experimentado" y "me siento prisionero de él, es como una enfermedad". Insomnio, vómitos, ataques de llanto, seis años sin vacaciones y un deportivo Corvette Stingray como premio a su estajanovismo, puntúan la ingente tarea de ordenar miles de hojas de notas. De forma harto hipócrita, Capote se carteó en dos ocasiones con el asesino Perry Smith y accedió a pulir una carta de su compinche Dick Hicock al Tribunal Supremo, mientras cruzaba los dedos para que el juez fijara de una vez por todas la fecha de su ejecución. Al concluir su via crucis, afirmó: "Nadie sabrá jamás lo que A sangre fría extrajo de mí. Me removió por dentro hasta llegar al mismísimo tuétano".