30 enero, 2006

Coge los caneloni

Image hosting by Photobucket

Sí. Lo he hecho. Por fin. He visto El Padrino, que es algo que me consta que no todos los miembros del jurado de los premios YaGo pueden decir. Y por fin podré entender todos esos chistes, todas esas parodias, todos esos impagables momentos de complicidad masculina.

A destacar:

- Lo poco y mal que habla Al Pacino el italiano (hasta el punto de que hasta viendo la peli doblada se nota que el doblador está más suelto que Michael Corleone tras un año en Sicilia)
- La cantidad de veces que se habla de comida (61 escenas de comida según IMDB) y la cantidad de veces que alguien muere antes, durante o después de una comida.
- El modo en que brilla por su ausencia la palabra mafia, que sólo aparece mencionada en los titulares de los periódicos.
- Lo poco que pintan las mujeres en todo el asunto.
- El Morado Eterno en la cara de Al Pacino: ¿por qué le dan un puñetazo frente al hospital en el que cuida a su padre y años después alguien le comenta “lo bien que le ha quedado la cara después de la operación”? ¿Pero era un puñetazo o una quemadura con hierro candente?
- La cabeza de caballo sobre la cama (¡Leo en IMDB que encima era una cabeza de verdad! ¡Mataron de verdad a un caballo para eso! ¡Tengo que dejar de consultar IMDB!)
- Sofía Coppola sobre la pila bautismal fingiendo ser la sobrina de Al Pacino y próxima futura huérfana…Con mucho estilo, todo hay que decirlo.
- Los 18 cadáveres (incluido el caballo) que nos es dado ver a lo largo de todo el metraje. Parecían más, francamente.
- La novia siciliana, uno de aquellos personajes que en cuanto los ves aparecer sospechas que tendrán una breve vida.
- La insuperable capacidad de Coppola de rodar una fiesta que parezca de verdad una fiesta y no un triste grupo de extras pagados para bailar al ritmo de una música distinta a la que sonará en el montaje final.

Citas que ya puedo decir que sé de donde salen y pronunciar con voz rasposa, en la medida de mis posibilidades:

- Es mi familia, Kay, no soy yo (Michael Corleone a su insuperablemente ingenua novia).
- ¿Pasas tiempo con tu familia? Bien. Porque un hombre que no pasa tiempo con su familia no puede ser nunca un hombre de verdad.
- Le haré una oferta que no podrá rechazar.
- No se discute de negocios en la mesa.
- Nunca dejes que nadie de fuera de la familia sepa lo que estás pensando.
- Deja la pistola. Coge los caneloni.