23 junio, 2010

Hasta hace dos meses jamás había oído hablar de Gay Talese y ahora sé que es el modelo de periodista al que acercarse a cien kms justifica dedicar una vida a esta profesión. Entre el asombro de leerlo con babero y el sueño de conocerlo en persona pasó un mes. Ayer fue la cita. Fue como si a un aprendiz de director le presentaran a Billy Wilder o como si te gusta pintar y resucitan a Miguel Ángel para que te dé un taller personalizado. En efecto lleva los trajes más elegantes que existen, cuando muera deberían ir a un museo.


Qué felicidad estar tan lejos de los petardos y la bulla verbenera. Nueva York sigue ganando cada vez que la visito. Correr en Central Park cada mañana, leer The New York Times para ver que hay un periodismo de investigación impresionante, comer hamburguesas recocidas en un diner, pagar una pasta por cada Vanilla Coffe de Starbuck´s, que te creas un ignorante y luego visites el MOMA y un matrimonio no sepa que los de una fotografía son Sartre y Beauvoir y una chica vea "The Wheel" de Duchamp y la confunda con una extravagancia posmoderna... una gozada todo.