No necesita rebanarse los sesos para llegar a la conclusión de que la contraseña se le ha cruzado por delante en dos ocasiones. En un pedazo de papel y tatuada en un tobillo. Saca el primero del bolsillo y pulsa sobre la pantalla los signos que le muestra: 14/*/65/^29/. Al introducir el último dígito, el cuadrante electrónico, del tamaño de una baldosa de baño, se apaga bruscamente y, de inmediato, comienza a llenarse de diminutos puntos verdes. Parece que estos van brotando de forma aleatoria pero, al cabo de unos instantes, revelan un dibujo que deja al 8º enanito sin aliento. Se trata de un 8. La siguiente pregunta parpadea debajo del número: ¿Qué enterraste de color amarillo? (Continuará...)
23 octubre, 2007
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