02 junio, 2011

Antònia Font in concert


Portentoso concierto de Antònia Font en el recoleto Teatro Lara de Madrid, aunque sólo cuatro gatos coreamos sus letras tiernas y absurdas repartidas por canciones que podría haber ideado André Breton mientras se aplicaba crema bronceadora en la platja de s´Arenal. El grupo mallorquín activa la imaginación del oyente -te transporta a un iglú, al espacio exterior, al taller de un fabricante de autómatas- lo cual les dota de una cualidad muy literaria, por momentos parecen salidos de un cuento infantil o de la fantasía hipertrofiada de un niño travieso. En cierto modo no son más que eso, niños que mueven de sitio palabras ya formadas en grandes tablones de scrabble para formar mensajes anárquicos y disparatados que con frecuencia generan imágenes hipnóticas. A esto hay que sumar el humor derivado de incorporar a sus canciones elementos simpáticos (un lápiz de Ikea, un pistacho, un tigretón..), que rompen de manera juguetona el mensaje profundo de sus composiciones. Y, por descontado, mucha celebración de la vida. La fiesta dando paso a la nostalgia y viceversa.

Escucharlos erupciona dentro de uno las ganas de ir a ses Illes a tomarse unas olivas y un martini bianco frente al mar, a acercarse en bicicleta a un faro para contemplar la puesta de sol. Antònia Font nace en una isla, se convierte en una isla en el panorama musical español y hace de cada oyente una isla interpretativa de sus canciones, al tiempo que empuja a regresar a una isla para ver cómo se ilumina el pláncton y cantan las ballenas a 30.000 kilómetros de aquí.