06 septiembre, 2009

The West Wing


A pesar de que me costó un poco situarme en la serie, entender el papel que desempeñaba cada personaje y la compleja estructura política por la que navegaban, y restando importancia a puntuales exhibiciones de patriotismo yanqui, ahora me siento un devoto de The West Wing (en v.o., claro, pues, al igual que una película, me resultaría inconcebible una serie sin subtítulos). El equipo de guionistas, con Aaron Sorkin al frente y como los de pongamos Friends, Lost o The Wire, me parecen creadores de un talento tan desmedido como cualquier literato de primera fila. Aún se me humedecen los ojos cuando recuerdo el siguiente monólogo del chief of staff Leo McGarrey sobre su adicción al alcoholismo (él la sufrió también en su vida real), perteneciente al capítulo número 10 ("Bartlet for America") de la 3ª temporada. Por emoción, cadencia y ritmo, prácticamente un poema.


"Me gustan las cosas pequeñas.
El tacto de un vaso.
De un buen vaso gordo con una base sólida.
Me encanta el sonido del hielo
cuando lo lanzas desde la altura correcta.
Desde muy arriba
se agrieta al echarlo.
Si el hielo se agrieta
se deshace demasiado rápido el whisky.
Un buen whisky escocés está 12 años madurando.
Uno muy bueno, 29.
Johnnie Walker Blue es un whisky escocés de 60 años.
Soy alcohólico.
Yo no me tomo sólo una.
No entiendo a la gente que se toma una copa.
No entiendo a la gente que se deja medio vaso de vino en la mesa.
No entiendo a la gente que dice que ya tiene suficiente.
¿Cómo puedes tener suficiente de sentirte así?
¿Cómo puedes no querer sentirte así más tiempo?
Mi cabeza funciona de otro modo".