Escapada a Londres con motivo de una entrevista. El día previo a la cita me acerco al escenario principal de la novela: el Highgate Cemetery (el coqueto East puesto que el mastodóntico West sólo admite tours con cita previa y me han faltado reflejos). Me detengo ante la joya de la corona, la tumba de Karl Marx, un enorme túmulo coronado por un busto no menos imponente del pensador. En conjunto, demasiado ostentoso y poco estético, pero la frase inscrita al pie lo redime sobradamente: "The philosophers have only interpreted the world in various ways. The point however is to change it".
Me llama también la atención la modesta placa sobre el sepulcro de un soldado republicano, Koque Martínez, en la que leemos: "Painter Poet Sculptor Humanist Idealist Optimist Like Don Quixote he strove to Improve the World"; la de un amante de los libros y la sobrecogedora tristeza que transmite, pese a la serenidad de sus líneas, la estilizada mujer que se tapa el rostro sobre la tumba de la escultora Anna Mahler, hija del compositor.
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