24 diciembre, 2009

BE


Primero me resistía a entender que amigos y conocidos a los que tengo por medianamente cultos e inteligentes, amén de dotados de unos mínimos de raciocinio y sentido común, fueran cautivos del fenómeno Belén Esteban, ese inefable esperpento que sólo por idolatrar al chándal y embrutecer el lenguaje hasta cotas que ningún raticida puede enmendar, me produce un rechazo visceral. Pero tras días de ardua reflexión he visto que BE cumple para el individuo cabal la función de monstruo de feria, de despojo humano del que uno no puede despegar una mirada entre morbosa, horrorizada, perpleja y fascinada. El espectador del freak show bien puede prepararse un dry martini y degustarlo leyendo un ensayo de Emerson al llegar a casa después de la función. El problema radica en los que no ven a BE como una criatura marciana, un chiste de mal gusto, sino que proyectan en su figura los valores del pueblo humilde y trabajador, hasta el extremo de creer que representa a "la gente de la calle".

No es ta preocupante la incapacidad de ver algo tan flagrante como es que alguien que debe cobrar una millonada por cada aparición mediática y que luce prendas de un carísimo mal gusto está lejos de encarnar al cuello azul, sino la pobrísima imagen de sí mismo que tiene ese "pueblo", cuánto se infravalora. Idéntica asociación popular, pero de una naturaleza inversa, ocurrió con Lady Di, "princesa del pueblo", pues en su caso la comedia aristocrática y humanitaria provocaron una corrección a la alza de la imagen del ciudadano de a pie.
Si en vez de hacerse la cirugía estética, BE hubiese invertido ese dinero en, pongamos, abrir y regentar una pescadería, yo no habría escrito este post y casi que me uniría al grupo de freaks finos y con dos dedos de frente.

20 diciembre, 2009

"Donde viven los monstruos"


La función de las criaturas peludas y cabezudas en el libro "Donde viven los monstruos" de Maurice Sendak era permitir al protagonista, Max, desarrolar su fantasía de poder reinar en una isla donde sus ganas de jugar y de hacer el salvaje no conocieran límites, donde no hubiera adultos que lo castigaran por dar rienda suelta a su desbordante energía infantil. Más que sus súbditos, los monstruos eran sus iguales
-literalmente, pues la madre de Max le llama "Wild Thing" cuando comienza a cometer travesuras- cómplices en la creación de un espacio lúdico en el que gritar y correr. Entre todos levantaban un sueño y no un fuerte.

En manos de Dave Eggers y Spike Jonze las bestias se convierten en la encarnación no de las emociones infantiles, sino de las adultas, una panda de seres confusos, inseguros, acomplejados, miedosos, celosos, neuróticos... que avanzan a un perplejo y sobrepasado Max, incapaz de comprenderlos y ayudarlos, el lado menos amable de lo que le espera una vez entre en esa caótica entelequia llamada madurez.

Brilla el film al principio y al final, cuando son las emociones de Max las que dominan, en su hogar y en la bienvenida y la despedida de la isla, en definitva, cuando Sendak está de cuerpo presente. Pese a a su título, "Donde viven los monstruos", siempre fue la historia de Max y no de Carol, Judith y compañía. Una historia que era una poética exaltación de cómo opera la mente de un niño se transforma en una sesión de psicoanálisis de la mente adulta, que convendremos, eso sí, en que puede resultar harto monstruosa.

18 diciembre, 2009

66ºNorth


Visitar Islandia me permitió familiarizarme con una marca autóctona de ropa que se caracterizaba por 1. abrigar una barbaridad. 2 tener un diseño muy atractivo, y 3. contar con una ingeniosa campaña publicitaria detrás en la que curtidos y desafiantes rostros de la fauna local te miraban desde fotografías con fondos naturales de lo más sugerente.


Tengo colgado en mi nevera este tarjetón, pero en esta reproducción no se aprecia la frase genial que lo acompaña:
THERE IS ONE PLACE IN ICELAND WHERE YOU MUST ABSOLUTELY
WEAR CLOTHES FOM 66ºNORTH .

IT´S CALLED "OUTSIDE".

15 diciembre, 2009

"Mal día para pescar"


Un luchador acabado, depresivo y dipsómano, un representante rufianesco con una pizca de corazón, un sirio bigotudo e hipertrofiado apodado "El Turco", una Miss Macbeth que teje jerséis y sueños de grandeza, un periodista que ya ha vuelto cuando el mismísimo diablo va, un pueblacho uruguayo donde ni la nada pasa, otra ronda de grappa para todos, una película sensacional.

11 diciembre, 2009

Seizure

Uno de los finalistas de la última edición del tantas veces demencial Turner Prize, Roger Hiorns, inundó un cochambroso piso de una barriada en el sur de Londres con miles de litros de sulfato de cobre. Una vez este cristalizó, todas las superficies adquirieron este aspecto entre lisérgica casa de los Pitufos, estancias del Titanic grabadas por una cámara subacuática con un filtro azul eléctrico, discoteca glaciar de un barrio trendy de Helsinki, prisión futurista, y Pompeya del siglo XXI desenterrada en el XXXI.

Su belleza y plasticidad, y la multiplicidad de espacios que puede evocar, son pruebas de que la instalación "Seizure" es a todas luces una obra de arte.






















07 diciembre, 2009

Huevos Kinder


De prosperar el anteproyecto de ley de seguridad alimentaria y nutrición que pretende prohibir los alimentos que vayan acompañados de un obsequio supondría el fin del Happy Meal de McDonald´s, lo que no podría importarme menos, pero también amenaza la integridad del dulce que me ha acompañado durante prácticamente toda la existencia y por el que profeso un amor sólo al alcance de unos buenos espaguetis carbonara. Me estoy refiriendo, cómo no, al Huevo Kinder, sobre cuyo mote popular, Kinder Sorpresa, pende la guillotina si finalmente le extirpan de sus entrañas el imprevisible y entrañablemente kitsch objeto de regalo. Quizás el hecho de que naciéramos en el mismo año, 1974, nos unió para siempre. Se da la circunstancia que en Estados Unidos está prohibido desde 1983 y que en Europa ya se intentó apartar del mercado en 2008, pero sorteó, junto al roscón de reyes, su aciago destino.

Lo devoro desde mi más tierna infancia por las excelencias de su chocolate -no ocurría lo mismo con algunos pastelitos, que insistía en comprar por el cromo- pero siempre me cautivó la ilimitada colección de muñequitos, figuritas, coches, puzzles, trucos de magia.. que incubaba, por lo general horrendas y coloristas miniaturas de plástico con las que nadie en su sano juicio podía tender lazos mínimamente afectivos. Resulta fascinante preguntarse por el ejército de mentes pensantes que se han dedicado durante 35 años a ir renovando el catálogo de cándidas monstruosidades de los Huevos Kinder. Esas personas merecen un homenaje. Son artistas ocultos que han hecho felices (o han atragantado hasta la muerte) a miles de niños.
Mi fidelidad al Huevo Kinder sigue incólume. Los viernes mi madre y yo nos zampamos uno acompañando al café. Yo monto la figurita y le hago la sempiterna broma de que me ofenderá si no se presta a colocarla en alguna de las estanterías del comedor. Este tipo de rituales unen una barbaridad. Como en verano se interrumpe la comercialización de los huevos a causa del calor, su ausencia pone una nota de tristeza a nuestras sobremesas, el vacío que dejan en la bandeja del café se reproduce amplificado en nuestros corazones.
Me estoy planteando recoger firmas contra ese malvado anteproyecto de ley.

03 diciembre, 2009

Endulzando la espera

Sensacional promo de Cuatro anunciando la 6º temporada de Lost, en la que se toma como referencia la obra del astrónomo persa Omar Jayyam y la de Jorge Luis Borges.


www.cuatro.com/perdidos

En el capítulo 5 de "Zombis", la hilarante serie de cortos para El Terrat donde Berto y Rafel son los únicos supervivientes del Apocalipsis y se ven acosados por unos no muertos con ganas de sorberles el cerebro, vemos un estupendo gag en torno a la serie. Luego recibe Shakespeare, quiero decir, Chéspir. Si os gusta, os animo a tirar hacia atrás porque todos garantizan unos minutos de risas sin enlatar.


http://www.youtube.com/watch?v=DG68N4OHKBM

01 diciembre, 2009

Tú eres más listo de lo que piensas


Viendo anoche otro excelente capítulo de "El ala oeste de la casa Blanca" reconsideré la ley que dicta que la comprensibilidad del espectador (o la del lector, sobre el que se suele aplicar más) es innegociable, que un producto artístico/de entretenimiento fracasa indefectiblemente si el público se pierde durante su desarrollo. Serie con una velocidad punta en los diálogos y una acumulación de asuntos que dificultan a veces su seguimiento, la creación de Aaron Sorkin consigue -como antes "The Wire" o "Los Soprano"- que me sienta halagado porque sus guionistas sobrevaloren mi inteligencia. Quizás me moleste que una conversación se me escapa pero más tarde casi puedo sentir mis neuronas sobreexcitándose cuando una nueva alusión me permite atar cabos y aclararlo todo ("Poirot c´est moi"). Ahora bien, el secreto de la fidelidad radica en última instancia en el carisma de unos personajes con los que vas encariñándote a medida que su carácter va definiéndose, su proceso de humanización consigue de alguna manera apelar a tu propia humanidad. Aunque en noches como la de ayer, cuando descubres que un bonito cambio de peinado de la secretaria de prensa de la Casa Blanca te da una alegría, adviertes que los subterfugios de la adicción catódica son más preocupantes de lo que sospechabas.