Escapada relámpago para entrevistar a un tipo que primero vivió en una caravana holandesa, ahora en un molino berlinés y próximamente en una granja irlandesa. En su libro Sorry (Premio Frederich Glauser a la mejor novela negra de 2010 en Alemania, Suiza y Austria), el vegetariano, misántropo, neohippy y encantador Zoran Drvenkar, fenómeno germano de la literatura juvenil, ha transformado la necesidad de ser perdonado en el detonante de una carnicería y a ti, incauto lector, te ha reservado el papel de un psicópata.
Esto era sólo un preámbulo para colgar cuatro fotos apresuradas de un níveo Berlín donde reinaban con absoluta impunidad unas temperaturas que sólo podían hacer felices a un oso polar. Me sentí un producto de La Sirena. Luego me cancelaron el vuelo de regreso y descubrí que la rabia puede ser un soberbio anticongelante.
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