A pesar de verme obligado a dar la cara en la rueda de prensa del premio con los nervios subsiguientes y de verme rebautizado como Antonio Lorenzo por un miembro del jurado que luego me dio un pisotón, la fiesta de RBA fue un año más todo un éxito, tanto que dos cosas que habitualmente me disgustan, las copas de whisky y los puros, me sentaron divinamente como broche insalubre de la cita. Os adjunto el link de la noticia que dio TV3, sólo superable en orgullo personal por la generosa cobertura que, me aseguran, tendrá la cita en el próximo número de "Lecturas".
13 septiembre, 2010
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