El diván pasa de ser en el XIX el lugar donde la dama victoriana se recupera de los desvanecimientos que le provocan los asfixiantes corsés a convertirse en el XX en aquel desde el que se ofrecen las confesiones más íntimas a un psicólogo. En ambos casos la posición reclinada favorece la liberación.
04 mayo, 2010
En el diván
Publicado por Lozzy en 19:02
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