Antes de visitar Madison, capital de Wisconsin, cada vez que intentaba hacerme una composición mental suya acudía una y otra vez a mi prejuiciosa cabeza una de las frases cinematográficas de mayor fortuna entre mi generación, la cual, de paso, condensa involuntariamente el vuelo intelectual de la misma. Me refiero a la de "En Texas sólo hay vacas y maricones" de "Oficial y caballero". Me equivocaba. Es cierto que su naturaleza eminentemente rural la hacía proclive a tener de las primeras, aunque yo no las divisara, y no lo es menos que vi lesbianas -regentaban una librería que en un guiño a Virginia Woolf se llamaba "A Library of One´s Own"- pero también descubrí su irradiación artística- en ella viven escritores como Lorrie Moore, Sam Savage y Patrick Rothfuss y lo hicieron en el pasado el cineasta David Lynch y el músico Jorge Drexler- y su corazón progresista/libertario - acoge el único monumento nacional a los soldados de la Brigada Lincoln caídos en la guerra civil española, fue el primer lugar del país en manifestarse contra la guerra de Vietnam, Obama obtuvo el 80% de los votos...- ¿Los salvaba todo esto -junto a sus dos lagos, su Capitolio exactamente igual al de Washington D.C., sus icónicas casas de los años 20 y 30...- de parecer un muermo absoluto? Para nada. Como, por ejemplo, en Salinas (California), la sensación es de una calma y una artificiosidad que luchan a muerte por disimular un vacío congénito. Qué bien vivimos en Barcelona. Eso sí, a Madison le debo una pegatina de coche que me impactó por enigmática -"Trees show us the way"-y la foto que os adjunto, la cual, sin ser ninguna maravilla, es de las que estoy más orgulloso, dado que soy de los que saca el dedo o la correa de la cámara, ojos rojos o desenfoque parcial, en el 70% de mis instantáneas.
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