El 8º enanito se interna por el pasillo de cuyas profundidades diría que procede una voz amortiguada de socorro de la que cree reconocer palabras sueltas. No pasaba tanto miedo desde que era un enanito pequeño y se pasó toda la noche mirando al techo, después de que su sádico hermano mayor no le ahorrara el mínimo detalle escabroso acerca de la traumática experiencia del enanito incauto que se transformó en seta venenosa al vender por accidente su alma a un demonio retorcido camuflado de sapo bondadoso. En el preciso momento en que castañeando los dientes penetra en una desnuda habitación en semipenumbra de cuyo techo cuelga una jaula para estorninos habitada por un enanito matusalénico que se echa a llorar tan solo verle, la monstruosa figura del inquilino del tanque se revela en todo su repugnante esplendor al completarse la fase de drenaje y dar inicio la de secado rápido. (Continuará...)
07 mayo, 2007
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