Aún conmovido por el romanticismo torrencial del biopic sobre John Keats, Bright Star de Jane Campion, he aquí un fragmento de uno de sus más célebres poemas, que sólo podía escribir alguien convencido que hay una cualidad sagrada en los afectos del corazón y de que sólo debería aspirarse a la perfección en las ofrendas a los seres queridos.
“Endymion”
Las cosas bellas son una alegría para siempre:
su encanto se incrementa; luego, nunca se sumen en la nada;
mas nos guardan una enramada plácida
y un sueño lleno de dulces sueños y salud y calmo respirar.
Por eso, cada día, trenzamos la corona florida que nos ate
a la tierra, a pesar del desaliento, de la cruel escasez de caracteres nobles,
de los días sombríos, de todos los caminos oscuros e insalubres
que hemos de transitar: sí, a pesar de todo alguna forma bella
retira la mortaja de nuestro oscuro espíritu:
el sol, la luna, viejos árboles y otros jóvenes,
cuyas ramas ofrecen un regalo de sombra
a las simples ovejas; los narcisos y el mundo
verdecido que habitan; los arroyuelos claros
que son para sí mismos refrescante refugio
en días de calor; los helechos que crecen
en la mitad del bosque, salpicados de bella
rosa mosqueta en flor: y el sino de grandeza
que imaginamos para los muertos poderosos:
encantadores cuentos que oímos o leímos:
una infinita fuente de aguas inmortales
que cae sobre nosotros desde el borde del cielo.
|