25 octubre, 2010


"Lo más cerca que había estado Sarah de la verdadera felicidad había sido estando sola: nadando en la piscina cubierta antes de ir a trabajar. Siempre le había gustado el silencio de primera hora de la mañana, el nítido olor del cloro, las altas vidrieras de colores que, durante el verano, filtraban la luz como a través de un tarro de miel. A veces, cuando era la primera en llegar, el rectángulo de agua intacta brillaba con la firmeza y el resplandor del cobre. Disfrutaba del compañerismo que compartía con los otros nadadores -todos nadadores serios a aquella hora-, la sensación de estar sola, libre de los compromisos impuestos por la interacción humana, pero a la vez formando parte de ellos; el solo hecho de estar allí era prueba de su pertenencia. Allí se sentía aceptada. le gustaba quedarse en los trampolines de salida, con la carne de gallina, decidiéndose, y luego la irreversible zambullida en el agua fría, la súbita mutación que le hacía experimentar en la piel: mojada, fría, el pelo mojado también, y no había más alternativa que nadar para entrar en calor. Nadaba largo tras largo: puro sonido y sentimiento, adaptando el ritmo de sus brazadas al de su respiración, sintiendo el flujo encadenado de aire que le recorría el cuerpo. Acomodándose ella misma en una especia de paz interior" (Fragmento del relato "Llamada de Teherán" de Nam Le)

08 octubre, 2010

La ironía de los peces


En "The Grand Design" Stephen Hawking y Leonard Mlodinow hablan de una ciudad italiana en la que, hace unos años, prohibieron la venta de peces de colores. El motivo esgrimido por el ayuntamiento fue que era muy cruel la "visión distorsionada de la realidad" a la que se sometía a estos animales encerrándolos en una pecera.


En "Leviatán o la ballena" Philip Hoare ofrece datos escalofriantes sobre el genocidio de estos crustáceos. Por ejemplo, la población de la especie franca austral se ha reducido en un 90% desde el siglo XIX, sólo quedan 8.000 ejemplares. Los japoneses son los principales culpables de la masacre.

Las conclusiones de carácter histórico y cultural que se pueden extraer de estos datos darían para mucho, pero me quedo con una doble ironía:

En Italia, un país sumido en una distorsión salvaje de la realidad a través de su presidente, que ejercita un dominio propio del tamaño de una ballena blanca de 18 metros, encontramos una denuncia de tal práctica a través de la defensa de los derechos de los pececitos.

En Japón, dueño de posiblemente del mejor acuario del planeta en Osaka y por tanto de las peceras más asombrosas que existen, practica el exterminio sistemático de cetáceos.

01 octubre, 2010

Endymion


Aún conmovido por el romanticismo torrencial del biopic sobre John Keats, Bright Star de Jane Campion, he aquí un fragmento de uno de sus más célebres poemas, que sólo podía escribir alguien convencido que hay una cualidad sagrada en los afectos del corazón y de que sólo debería aspirarse a la perfección en las ofrendas a los seres queridos.

“Endymion”

Las cosas bellas son una alegría para siempre:

su encanto se incrementa; luego, nunca se sumen en la nada;

mas nos guardan una enramada plácida

y un sueño lleno de dulces sueños y salud y calmo respirar.

Por eso, cada día, trenzamos la corona florida que nos ate

a la tierra, a pesar del desaliento, de la cruel escasez de caracteres nobles,

de los días sombríos, de todos los caminos oscuros e insalubres

que hemos de transitar: sí, a pesar de todo alguna forma bella

retira la mortaja de nuestro oscuro espíritu:

el sol, la luna, viejos árboles y otros jóvenes,

cuyas ramas ofrecen un regalo de sombra

a las simples ovejas; los narcisos y el mundo

verdecido que habitan; los arroyuelos claros

que son para sí mismos refrescante refugio

en días de calor; los helechos que crecen

en la mitad del bosque, salpicados de bella

rosa mosqueta en flor: y el sino de grandeza

que imaginamos para los muertos poderosos:

encantadores cuentos que oímos o leímos:

una infinita fuente de aguas inmortales

que cae sobre nosotros desde el borde del cielo.