Volvió el espíritu del Outback. Retornó la fuerza del kiwi. Tres años después, Anti y Podas emprendieron una nueva aventura juntos, si bien esta vez no cruzaron el mundo, necesitaron apenas hora y media en una avioncito de juguete para llegar a destino. La excusa era visitar la Feria del Libro de Bologna y creerse de verdad esto de que son autores de libros infantiles. Apodada La Roja por su atávica filiación comunista y el color de buena parte de sus fachadas, ostentadora de apenas 15 de las 2oo torres con que las familias pudientes sacaban pecho (o compensación de tamaño que dirían los freudianos), habitada en un 50% por universitarios, fabricante de una mortadela divina, Bologna nos sedujo con los palazzos y las arcadas que florecen en su casco histórico, claro, pero sobre todo por sus helados y sus tortellinis al ragú, su lambrusco y la risueña japonesa que regentaba la pensión decorada por Miss Marple en la que pernoctamos.
27 marzo, 2010
La ardilla y el chico martini en Bologna
Publicado por Lozzy en 21:10 |
22 marzo, 2010
"¿Por qué tantos poemas y tantas canciones para algo que dura apenas un momento?".
Publicado por Lozzy en 19:54 |
19 marzo, 2010
Betty "La Guapa"
Estoy amando locamente a Mad Men y la responsable es en gran medida Betty Draper, la más bella, per no la más dramática, encarnación de ese personaje arquetípico de la novela americana que es el ama de casa feliz /esposa radiante/ madre perfecta que esconde a un ser infinitamente desgraciado, aburrido y vacío, un pajarito de apariencia frágil y esplendoroso pelaje preso en una jaula de oro que ahoga sus gritos de hastío, una princesa dulce caída en un pozo oscuro. Betty es la heredera y suma de las protagonistas femeninas de novelas como Revolutionary Road, Diario de un ama de casa desquiciada, Juegos secretos y Las horas, y futura Ruth Fisher de Six Feet Under. Entiendo sus problemas, pero está casada con un mujeriego, Don Draper que, como sólo antes lo ha conseguido McNulty, despierta mis enterradísimos impulsos homoeróticos al encontrarlo un ser tan malevólamente sexy que... me planto aquí.
Publicado por Lozzy en 13:35 |
15 marzo, 2010
Go Da
Hace dos días que todo luce más bonito. Y se lo debo a "Go Da", el primer single del maravilloso disco en solitario ("Go") de Jónsi, el cantante de Sigur Rós. Escuchándolo vuelvo a correr por las praderas islandesas pero esta vez las ovejas me hacen el pasillo y baten palmas, escuchándolo me siento capaz de decapitar orcos con una espada; escuchándolo fantaseo con un mundo en el que la forma importa más que el fondo; escuchándolo me imagino trasplantado a una realidad en la que soy capaz de montar un mueble de Ikea; escuchándolo me visualizo un día cocinando la más exquisita merluza a la sidra; escuchándolo recupero el anillo que mi abuelo me regaló por mi Comunión y su cara se refleja sobre su superficie dorada; escuchándolo se me pasa el hambre y el frío; escuchándolo vuelvo a ser un niño de ocho años en pijama admirando a Willy Fogg en la tele con un Tigretón en la mano; escuchándolo mejoro el Tractatus de Wittgenstein; escuchándolo las cosas tienen un sentido profundo que casi alcanzo a comprender.
Publicado por Lozzy en 19:09 |
13 marzo, 2010
Cuando cumplí ocho años me regalaron El príncipe destronado. Toma ya. El regalador debió de pensar que, puesto que el libro en cuestión tenía dibujitos en la cubierta, seguro que era estupendo para niños. Y Miguel Delibes le debía de sonar a autor bueno, de qualité, o algo así. A mí me gustaba leer, sí, y hacía tiempo que había dejado de leer libros de la serie azul de Barco de Vapor, pero de ahí a entender El príncipe destronado hay un trecho. Algo que comprendí enseguida cuando empecé, llena de buena voluntad, a leer aquel libro de letra pequeñita. No entendí ni jota. El narrador hablaba todo el rato de una “bata azul” que entraba y salía (y yo veía una bata volando, vacía) y decía que el novio de la criada le daba un mordisco a su chica (y yo me lo imaginaba en plan literal, cual novela de Stephanie Mayers). Era el mundo de los adultos visto por un niño. Pero no estaba escrito para que lo entendiera un niño. Así que, una vez hecho el esfuerzo de leer unas cuantas páginas, arrinconé el libro y lo perdí de vista. A saber a dónde fue a parar.
Luego me tocó leer El camino, como a todo el mundo, en la escuela (las lecturas obligatorias: el método más rápido para que cualquier niño aborrezca un libro) y, más adelante, Cinco horas con Mario (que sólo entendí confusamente: no recuerdo que nadie me explicara la gran ironía de todo el asunto). En la facultad leí La hoja roja (probablemente el primer libro de Delibes que supe apreciar) y, después, nada más de Delibes en muchos años.
Nada hasta hace un mes, cuando me puse a releer Cinco horas con Mario para preparar una reedición que saldrá estos días. Busqué cubiertas extranjeras de la obra, para los pliegos fotográficos. Busqué fotos de Delibes, una de ellas con su mujer, una de sus favoritas. En las pruebas, la correctora le había puesto acento a “sandio”, con lo que parecía que Menchu estuviera llamandole “sandío” a Mario. Me imaginé una sandía en el ataúd. Quité el acento. Delibes detestaba que aparecieran erratas en sus libros. Espero que sirva como compensación kármica.
Publicado por Nibu en 23:27 |
"The Anthologist"
Leído en "The Anthologist" de Nicholson Baker.
Publicado por Lozzy en 16:40 |
10 marzo, 2010
Pantuflas y pilones: Una lección sobre el absurdo de la vida.
A veces alguien te cuenta una anécdota tan menor que ni siquiera aspira a ser una anécdota, pero que, por alguna razón misteriosa, te queda grabada en la cabeza. Luego te va visitando de forma recurrente hasta alcanzar otra dimensión. Si eres paciente y la escuchas se acaba transformando en un momento cargado de potencial y de sentido, que demanda plasmarlo en un cuento o te susurra que contiene un mensaje oculto sobre una de las grandes verdades de la vida.
Publicado por Lozzy en 19:01 |
08 marzo, 2010
NIEVE
Publicado por Lozzy en 19:38 |
07 marzo, 2010
Anestesia literaria
Últimamente leo mucho. Sobre todo por trabajo. Me pasa como cuando trabajé en una librería: estoy un poco harta de libros. Veo demasiados por obligación. Los veo desde un punto de vista profesional: elimino los puntos tras los signos de interrogación, reflexiono si una coma debería ser en realidad un punto y coma, unifico términos, coloco cursivas a diestro y siniestro. Los veo de demasiado cerca. No sé dar una opinión de conjunto. Sólo sé decir si la traducción suena bien o si el autor hace un uso correcto de la puntación o si hay que hacer un aliño para que aquello sea legible. Ni idea de si, más allá de eso, la obra ofrece un ma-ra-vi-llo-so nuevo punto de vista sobre cualquier tema ya trillado. Eso no soy ya capaz de saberlo.
A ver: me encanta mi trabajo. Pero me tiene anestesiada. Ya no leo libros: busco ansiosamente erratas.
Así que tiendo a tener opiniones ligeramente irracionales sobre los libros que leo. Porque las baso en cosas como en lo muchísimo que nos costó conseguir los derechos de reproducción de la imagen de cubierta o el fin de semana espantoso que pasé cotejando la traducción con el original o en lo encantador que es el autor conmigo (pese a que seguramente no debiera serlo).
Espero que la anestesia sea temporal. Sería terrible pasarse la vida convirtiendo en placer para los demás lo que solía ser mi placer. Sería como para hacer una peli de aquellas de llorar mucho al final por el sacrificio de la heroína. Por la humanidad, claro. Qué menos.
Publicado por Nibu en 22:07 |
05 marzo, 2010
Y se despierta sobresaltada porque ha soñado que tenía un bolso rojo entre las manos, se ausentaba un rato y al regresar ya no estaba. Esa misma noche, a Y le roban el bolso. "Los sueños vienen del futuro, no del pasado" se dice en una historia de Murakami.
Publicado por Lozzy en 14:03 |
02 marzo, 2010
Publicado por Lozzy en 13:34 |