22 diciembre, 2006


No he encontrado la foto del jersey de lana por la que tantas suspiraban, pero aquí va una sustituta a la altura. Desde la máxima objetividad, el más insobornable espíritu crítico, la imparcialidad menos contaminada, mi madre asegura que era un primor, un ángel, una monería. Sé que pensáis lo mismo, aunque no me lo diréis a la cara. Aquel niño creía en los reyes, hoy sólo me encomiendo a Larry David y David Brent. El tiempo no pasa en balde.

18 diciembre, 2006

Para mí la Navidad es una fotografía en la que pongo cara de asombro sentado en la falda de un Rey Gaspar al que el Corte Inglés debía pagarle cuatro perras por sostener una cara de interés después de escuchar setecientas veces la palabra "bicicleta" bajo un frío que pelaba. Debe ser triste ejercer de rey de Oriente por poco más que un vale de descuento en la planta de caballeros de unos grandes almacenes, pero también hay cosas mucho peores. Volviendo a la foto, lo más bonito de ella es que sintetiza el vínculo que me une a mis cuatro primas, representado por un jersey grueso de lana con botones dorados de nácar. Como somos de edades escalonadas, nos íbamos pasando la prenda que había tejido nuestra abuela con infinito cariño, costumbre que yo aborrecía por cuestiones cutáneas (aún hoy me pica una barbaridad la lana, mi piel es tan sensible como mi alma) y ellas, siempre más juiciosas y presumidas, por razones estéticas. De año en año, de foto en foto, el jersey se iba acomodando con mayor o menor gracia a nuestros tiernos cuerpecitos como una herencia maldita que se saltaba una generación y se bastaba por sí sola para descuartizar el espíritu navideño. Mi abuela ya no está, aquellos monarcas de pega se jubilaron y se acabaron los jerseys de lana. Sigue la Navidad, quedan las fotos y los primos tenemos salud. 3 a 3. Aleluya. Felices fiestas a todos.

24 cosetes que cal saber de Jack Bauer

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1. Jack Bauer una vez ordenó un Big Mac en un Burger King, y se lo dieron.

2. Es injusto comparar a Jack con Jesús. Jack regresó de la muerte dos veces.

3. Jack Bauer puede estornudar con los ojos abiertos.

4. Jack Bauer hubiera llevado el anillo a Mordor en 24 horas.

5. Jack Bauer no duerme. El único tiempo que usa para descansar es cuando muere temporalmente.

6. La familia de Jack Bauer le hizo una vez una fiesta sorpresa de cumpleaños cuando era niño. UNA vez.

7. Jack Bauer no lee libros. Los libros le dan la información que él necesita luego de ser torturados.

8. Si Jack Bauer estuviera en un cuarto con Osama Bin Laden, Hitler y Nina Myers y solo tuviera un arma con dos balas, Jack Bauer le dispararía a Nina dos veces.

9. Jack Bauer solo tarda 2 segundos en doblar sus camisas

10. Jack Bauer jugo una vez a la ruleta rusa con un arma completamente cargada y no le sucedió nada.

11. Jack bauer puede ganar al "conecta 4" en tres movimientos

12. Hay 1242 objetos en una habitación promedio con los que Jack Bauer podría matarte, incluyendo a la habitación en sí.

13. Cuando Jack Bauer corre con unas tijeras abiertas en la mano apuntando hacia su cara y tropieza, no es él sino el resto de la gente la que se hace daño.

14. Jack Bauer es la razón por la que Wally se esconde.

15. Y Dios dijo "Se haga la luz". Jack Bauer respondió "Dí por favor".

16. McGyver puede hacer un avión con un palillo de dientes, un cubo lleno de agua y tres chicles de clorofila, pero Jack Bauer puede matarle y robárselo.

17. Cuando Jack era pequeño, él le hacía comer la verdura a su madre.

18. Toda desigualdad matemática acaba con "< Jack Bauer"

19. Una vez que Jack Bauer perdió las llaves se estuvo torturando a sí mismo durante media hora, hasta que las encontró.

20. Las primeras palabras de Bauer fueron "No hay tiempo".

21. Jack Bauer puede ver las 4 temporadas de 24 en 24 horas.

22. Jack Bauer ha matado a tantos terroristas que el 5º más buscado de la CIA es un chaval de 18 años por bajarse una peli del Emule.

23. Cuando Google no encuentra algo, le pide ayuda a Jack Bauer.

24. En 96 horas Jack Bauer ha matado a 93 personas y ha salvado el mundo 4 veces. ¿Qué coño has hecho tú en tu vida?

17 diciembre, 2006

Lisboa

¡Yo también viajo! No a sitios tan exóticos como los demás canguros, a juzgar por la enorme cantidad de españoles que encontramos por Lisboa, pero viajo. En épocas más convencionales, pero qué se le va a hacer. Atravesando en coche la península y comiendo en tascas de mala muerte, pero con toda la ilusión, ea.

Mi prodigiosa mala memoria me impide recordar cómo fue mi primer viaje a Lisboa, allá cuando tenía 13 años, pero las fotos dicen que estuve allí (también dicen que los 90 fueron estéticamente despreciables) y que pasé por esos mismos lugares, así que habrá que creerlo. Por si acaso, recorrí de nuevo Alfama, Belém, los tranvías, la plaza do Comerço, el Bairrio Alto, el ascensor aquel, Sintra, las cafetarias-pastelarias y el mercadillo do Ladro. Y seguro que recuerdo esta segunda vez, aunque sólo sea por las picaduras de mosquito tigre que adornan mis piernas y por el cacaolat versión portuguesa, que he de decir que mola más que el autóctono…

01 diciembre, 2006

Ling-Che


La canción hablaba de Ling-Che, un oso panda del Yunan, el primer animal en ser lanzado en órbita alrededor de la Tierra, sólo que en una misión china de tan alto secreto que a su nombre se le había negado la entrada en la posteridad. Desde el momento del despegue hasta sus últimos instantes de vida, antes pues de volatilizarse en una deslumbrante bola de fuego azul, Ling-Che alternaba la narración de su odisea espacial con dar cuenta de su vida en nuestro planeta. Por el ventanuco de su infantilizada cápsula voladora, va contando las estrellas una a una hasta cansarse, se pregunta si ahí afuera reina el silencio o los planetas emiten música para comunicarse entre ellos, y llega a tener una alucinación en la que unas jugosas cañas de bambú ejecutan una sinuosa danza delante de sus ojos. Sobre la negrura exterior se recortan recuerdos felices, quedan sobreimpresionados fugazmente momentos que le traen una sonrisa beatífica a los labios. El oso panda sabe que jamás regresará entre los suyos, pero la paz sobrecogedora que le transmite estar a miles de kilómetros de los bosques en los que ha crecido, la trascendencia que emana de ese trayecto ingrávido por el esófago de Dios, le impiden compadecerse de sí mismo. En el momento en que la temperatura en el interior de la nave comienza a hacerse insoportable, se cruza de brazos y se pone a repetir el edulcorado estribillo, su voz va apagándose en sintonía con la progresiva pero antiagónica evaporación de todo su ser. Reducida a polvo de estrellas, la nave de Ling-Che seguirá navegando a ciegas durante toda la eternidad, añadiendo su tonadilla a la sinfonía insonora del cosmos.